Si bien es cierto que siempre han sido muchos los conductores que han decidido tomar algo una serie de medidas para acabar reduciendo el consumo de sus coches, también lo es que en los últimos tiempos, a raíz de la escalada de precios tanto de la gasolina como del diésel, cada vez son más los conductores que estar muy atentos a qué medidas puede tomar para acabar haciendo de su conducción una conducción más eficiente, entre otras cosas porque acaba afectando también a su bolsillo.

Este sentido, varios organismos como la DGT, entre otros, han publicado en los últimos tiempos algunos consejos que ayudan a reducir el consumo del coche, entre otros pequeñas acciones tan sencillas como apagar el motor si sabemos que vamos a estar parados más de un minuto, llevar los neumáticos a una presión correcta para que eso ayude a que el coche tenga menos resistencia, evitar grandes acelerones irán dos frenazos que no hacen otra cosa que aumentar el consumo así como intentar llevar siempre una velocidad constante cuando sea posible.

Conducir con marchas altas a poca velocidad puede acabar siendo perjudicial para el motor

Eso sí, si bien es cierto que hubo un tiempo en el que dentro de este tipo de consejos estaba también el de intentar revolucionar lo mínimo el motor y conducir siempre con la marcha más alta posible, desde hace un tiempo este consejo está dejando de darse, entre otras cosas porque a la larga puede acabar siendo perjudicial para el motor.

Si bien es cierto que es importante intentar evitar dar acelerones muy bruscos, que el coche circule a un nivel de revoluciones óptimo y, sobre todo, en una marcha que no obligue al motor hacer un cierto sobreesfuerzo acaba siendo mejor para la mecánica. Si por ejemplo vamos a una velocidad muy baja y encaramos una cuesta yendo en cuarta marcha, consumo que habremos ahorrado desaparecerá cuando tengamos que bajar como mínimo tercera o incluso segunda y pegar un fuerte acelerón para que el coche coja impulso, entre otros ejemplos.

 

El hecho de que el coche necesite ‘empujar’ desde bajas revoluciones obliga al motor hacer un sobreesfuerzo puede acabar derivando en problemas mecánicos que, a la larga, acabarán suponiendo un coste mucho más elevado que el que se presupone que tenemos en cuanto al consumo llevando a cabo este tipo de conducción.

Por otro lado, cabe destacar que, circulando a velocidades bajas con marchas altas, el coche tiene mucha menos capacidad de reacción, por lo que también entra en juego todo lo que se refiere a la seguridad en caso de que necesitemos un extra de potencia en algún momento para realizar alguna maniobra de esquiva o evasión.