El Toyota RAV4 cerró el pasado 2024 como el coche más vendido del mundo, con un total de 1.185.000 unidades matriculadas, apenas 30.000 más que el Tesla Model Y. Este dato adquiere una relevancia aún mayor si se tiene en cuenta que corresponde al último año completo de vida comercial de la actual generación, cuya sucesora ya ha sido presentada y comenzará a llegar a los concesionarios en los próximos meses. El modelo se despide de su ciclo con un liderazgo global que confirma su consistencia en el mercado.
Todo apunta a que este resultado no solo refleja la solidez técnica del RAV4, sino también una gestión eficaz de producto por parte de Toyota. A pesar de competir con una generación lanzada en 2018, el modelo ha sabido mantener el interés del mercado a través de actualizaciones puntuales y una gama mecánica versátil, que incluye variantes híbridas convencionales, híbridas enchufables y motorizaciones térmicas adaptadas a distintos mercados. La combinación de fiabilidad, consumo contenido y capacidad ha sido determinante.
Desde el entorno del fabricante, nadie niega que el RAV4 ha actuado como columna vertebral de la gama global de Toyota. Su éxito durante 2024, justo antes del relevo generacional, subraya la madurez de una plataforma que ha resistido con eficacia tanto el empuje de los SUV eléctricos como la fragmentación creciente del segmento. Llama especialmente la atención que haya superado por un margen mínimo –menos de 3.000 unidades– al Tesla Model Y, un modelo que representa el nuevo paradigma de la movilidad eléctrica.
Este contexto refuerza la idea de que los sistemas híbridos siguen jugando un papel central en la transición energética. El RAV4 ha logrado mantenerse en lo más alto sin recurrir aún a una electrificación total, lo que evidencia que la propuesta de Toyota sigue siendo válida en un amplio abanico de mercados, especialmente aquellos donde la infraestructura de carga aún limita la expansión de los eléctricos puros.
Despedida de ciclo con un resultado histórico
El hecho de que el RAV4 se haya convertido en el coche más vendido del mundo justo antes de ser reemplazado añade un valor simbólico y comercial significativo. Pocas veces un modelo alcanza su cima comercial en el final de su ciclo, y menos aún en un mercado global tan competitivo. La nueva generación, ya presentada oficialmente, parte así con el impulso de un producto que no solo ha sido exitoso, sino que ha liderado el mercado hasta el último momento.
Por otro lado, la transición hacia el nuevo modelo se produce sin una ruptura drástica. La próxima generación mantendrá el enfoque práctico y funcional del actual RAV4, pero incorporará mejoras estructurales, una mayor eficiencia en sus sistemas de propulsión y nuevas soluciones de conectividad y seguridad. Todo indica que se reforzará la electrificación sin abandonar la fórmula híbrida que ha demostrado su eficacia.
Cabe destacar que el cambio generacional se da en un momento en el que Toyota avanza también en su estrategia de electrificación progresiva. Aunque el nuevo RAV4 no será un modelo exclusivamente eléctrico, sí se espera que amplíe su gama electrificada con mejoras técnicas y mayor refinamiento. Esto le permitirá adaptarse con solidez a la próxima etapa del mercado, marcada por regulaciones más estrictas y una mayor exigencia tecnológica.
En definitiva, el RAV4 cierra su ciclo actual con un liderazgo histórico y abre la puerta a una nueva generación en una posición de máxima fortaleza. Un cierre de etapa que no solo valida las decisiones industriales de Toyota, sino que anticipa una continuidad de éxito para el que ha sido, por méritos propios, uno de los SUV más influyentes del panorama global.