Entrar en el nuevo Mercedes GLC es parecido a cruzar las puertas de un hotel de gran lujo. No es solo un coche. Es un espacio pensado para relajar, impresionar y envolver al conductor y a sus pasajeros en un ambiente de sofisticación absoluta. La marca alemana ha comprendido que, en un mundo cada vez más conectado, el interior es la verdadera carta de presentación de un vehículo premium.

La primera impresión lo dice todo. Una enorme superficie digital recorre el salpicadero, convirtiendo el habitáculo en una sala futurista. No son pantallas sueltas, son tres monitores ocultos tras un mismo cristal, creando un efecto de continuidad que sorprende. Mercedes lo llama Hyperscreen. Para el cliente, es sencillamente un escaparate de lujo y tecnología.

Mercedes GLC eléctrico1
Mercedes GLC eléctrico

Así es el nuevo interior del Mercedes GLC eléctrico

El sistema está gobernado por el nuevo Mercedes OS, un software capaz de reaccionar al instante y mostrar gráficos de altísima resolución. No hace falta aprender complicados menús: todo está a mano, todo fluye. El conductor disfruta de un cuadro de 14 pulgadas, la consola central ofrece otra pantalla del mismo tamaño, y el pasajero recibe un espacio propio de 10,25 pulgadas. Cada uno tiene su rincón digital, como en la suite de un hotel moderno donde cada huésped puede ajustar su iluminación o su televisión.

La atención al detalle sigue siendo marca de la casa. Los aireadores en forma de turbina, iluminados sutilmente, parecen piezas de alta relojería. En contraste, las salidas centrales adoptan un diseño más minimalista, rodeadas de aluminio cepillado. La mezcla de tecnología avanzada y materiales nobles logra un ambiente exclusivo que recuerda más a un lounge privado que a un SUV.

Mercedes GLC eléctrico
Mercedes GLC eléctrico

El habitáculo más digital de la historia de Mercedes

No todo es estética. La cabina ha sido diseñada para hacer la vida más cómoda. La iluminación ambiental transforma el interior en un espacio acogedor de día y vibrante de noche. Los asientos envuelven como sillones de club, combinando ergonomía con un diseño elegante. El aislamiento acústico convierte cada trayecto en un viaje en primera clase, donde la ciudad queda fuera y solo queda la calma.

El lujo no está reñido con las prestaciones. Bajo esa piel refinada, el GLC eléctrico esconde dos motores con más de 400 caballos de potencia y una autonomía cercana a los 700 kilómetros. Viajar lejos sin preocuparse de recargar se convierte en parte de la experiencia, y el sistema de carga rápida garantiza que las paradas sean cortas y eficientes. Un equilibrio perfecto entre placer y rendimiento.