El Toyota Land Cruiser es un icono de los todoterrenos. Su fama es intachable, pero su precio, desde 87.950 euros, lo hace inaccesible para la mayoría. Frente a él aparece el KGM Rexton, un SUV de gran tamaño que se ofrece desde 43.100 euros financiando. Eso significa más de 40.000 euros de ahorro sin renunciar a espacio, tecnología ni seguridad.
El Rexton mide 4,85 metros de largo, 1,96 de ancho y 1,82 de alto. Su batalla de 2,86 metros le otorga una gran habitabilidad. Está pensado para siete pasajeros y ofrece un maletero mínimo de 820 litros, ampliable hasta 1.977 litros con los asientos abatidos. Es un SUV familiar, capaz y con una de las mejores capacidades de carga de su categoría.

El KGM Rexton demuestra que el diésel no ha muerto
Bajo el capó esconde un motor diésel 2.2 litros con 202 CV y 441 Nm de par máximo. La tracción es total y el cambio automático. Su velocidad máxima es de 184 km/h y declara un consumo medio de 7,7 l/100 km. No es el más ahorrador del segmento, pero combina fuerza, fiabilidad y capacidad para arrastrar remolques sin esfuerzo.
El precio de tarifa arranca en 47.400 euros, pero la marca anuncia un descuento de 1.000 euros que deja el coste en 46.400 euros al contado. Además, si el cliente opta por financiar, el ahorro sube hasta 3.300 euros adicionales, quedando en solo 43.100 euros. Una cifra muy competitiva para un SUV de este tamaño y con este nivel de equipamiento.

Dos acabados disponibles
La gama está formada por tres acabados: Pro, Premium y Limited. El básico ya es completo. Incluye climatizador bizona, pantalla táctil de 8 pulgadas con Android Auto y Apple CarPlay, cámara de visión trasera, sensores de aparcamiento, llantas de 17”, faros full LED y tapicería en tela de buena calidad. Es decir, todo lo necesario sin pagar extras.

En seguridad está a la altura de los mejores. Ofrece un amplio paquete de ayudas, desde control de estabilidad hasta asistente de arranque en pendientes y control de descenso. A ello se suma el sistema SASS®, con frenada automática de emergencia, mantenimiento de carril, reconocimiento de señales de tráfico, alerta de fatiga y más. El conductor cuenta con un arsenal tecnológico pensado para proteger a todos los ocupantes.