Las berlinas, modelos clásicos que triunfaron durante el siglo pasado y a principios de los 2000, tienen un futuro realmente negro. Las tendencias de consumo de los conductores y las duras normativas medioambientales que obligan a las marcas a electrificar sus modelos han sido determinantes en este cambio de paradigma. Y ya son varias berlinas las que están sentenciadas.
La fiebre por los SUV es imparable. Las ventas de los todocamino aumentan, lo que obliga a los fabricantes a centrar sus esfuerzos en este tipo de modelo. Ya sean más grandes o más pequeños, la mayoría de compañías han sumado opciones SUV a sus respectivas gamas, a la vez que han ido renunciando a otros segmentos. Y el de las berlinas es uno de los que más está sufriendo. La baja demanda aumenta mientras los conductores siguen priorizando la versatilidad de los SUV.
Las berlinas están condenadas a desaparecer
Pero la creciente demanda de los SUV no es el único hándicap que están teniendo las berlinas. El proceso hacia la electrificación también está siendo clave. Ello obliga a los fabricantes a implementar nuevos sistemas y tecnologías que encarecen los precios finales para el consumidor. Y no hay que olvidar la crisis de los microchips y semiconductores, así como el aumento de precios en las materias primas y en la energía.
Una serie de inconvenientes que han obligado a elevar los precios finales para el consumidor a la vez que a reducir el margen de beneficios. El resultado es que las berlinas han dejado de ser modelos tan rentables como en el pasado. Y ello está llevando a las marcas a renunciar a ellas.
El Ford Mondeo es solo la punta de lanza del futuro negro de las berlinas
Uno de estos modelos en jaque mate es el Ford Mondeo. La berlina de la firma norteamericana ya abandonó el mercado de Estados Unidos, donde se conocía como Ford Fusion, y ahora ha hecho lo mismo en el mercado europeo. Es uno de los modelos sentenciados. Pero no es el único. Los Opel Insingnia y Renault Talisman tampoco han sobrevivido y han terminado sucumbiendo.

Una situación que no apunta a que vaya a cambiar. Y si lo hace, no será para mejor. Algo de lo que las marcas son conscientes. Por eso cada vez más marcas renuncian a estos modelos. Y quienes no lo hacen, apuestan por otras estrategias como el reducir las gamas a la mínima expresión con tal de concentrar las ventas en unas pocas versiones. Volkswagen, por ejemplo, ha renunciado a la versión convencional en la gama del Passat. La próxima generación solo contará con la versión familiar, el Variant.
En todo caso, las únicas marcas que siguen apostando por estos modelos son las premium. Estas las mantendrán con vida, pues sus elevados precios logran mantener un margen de beneficios razonable.
Pero otras berlinas como el Mazda 6 o el Kia Stinger también están en el punto de mira. Incluso el Peugeot 508, aunque esté a punto de estrenar un lavado de cara. Hay serias dudas sobre lo que ocurrirá más allá de esta renovación.