No es que sea precisamente ningún secreto que uno de los principales objetivos de la Unión Europea de cara a los próximos años a reducir la contaminación provocada por los vehículos que circulan en las carreteras del viejo continente.
Para ello, las instituciones europeas ya están trabajando en dos frentes. Por un lado, la prohibición a partir del próximo 2035 de vender en Europa modelos nuevos que no sean 100 × 100 eléctricos, aunque ello no implique que los modelos con motores de combustión no pueden seguir circulando a partir de entonces.
Por otro, la entrada en vigor de la nueva normativa de emisiones Euro 7, una normativa que debería empezar a aplicarse a partir de 2025 y que, como ya han apuntado grandes voces de la industria de automóvil, pone en el punto de mira precisamente a los coches de combustión tradicionales.
Una normativa que está provocando mucha polémica y que ella ha provocado a su vez que sean varios estudios los que pongan encima de la mesa el hecho de que su entrada en vigor tampoco sería tan beneficiosa como desde Europa segura.
La normativa Euro 7 encarecerá el precio de los coches de gasolina
Y es que ha sido un informe elaborado por Frontier Economics encargado por la ACEA, la asociación europea de fabricantes de automóviles, el que por encima de la mesa varios datos que no ayudan precisamente a los fabricantes en las carreteras del viejo continente.
Entre otras cosas porque el resultado del estudio apunta que el aumento de precio de los coches de gasolina será muy superior al que calculó en su día la Unión Europea, en este caso de 1.862 € por cada coche o furgoneta de gasolina, una cifra muy alejada de los 184 € que calcularon en la Unión Europea.
Además, el estudio apunta que en vigor de esta nueva normativa y el hecho de que las marcas deban rediseñar sus motores podría provocar que se incrementará “el consumo de combustible un 3,5% de media, tanto para coches y furgonetas como para autobuses y camiones”.
Por otro lado, ahí es donde las principales marcas en Europa están muy preocupadas, el estudio afirma también que “la producción y venta de ciertos segmentos puede que deje de ser económicamente viable. Los coches más asequibles sufrirán proporcionalmente la mayor subida de precios”.
Falta saber ahora hasta qué punto toda la presión que está recibiendo la Unión Europea por parte de diferentes instituciones asociadas a inducir el automóvil puede no acabar teniendo efecto a la hora de rebajar las pretensiones con esta nueva normativa. De momento, eso sí, parece evidente que los coches de gasolina no tienen un futuro muy claro por delante en el viejo continente.