La renovación del BMW X3 para el año 2025 ha levantado una ola de críticas por parte de clientes y seguidores de la marca. A pesar de las mejoras introducidas en eficiencia, tecnología y comportamiento dinámico, buena parte de los comentarios se centran en un aspecto fundamental: la calidad percibida del interior. Varios usuarios han manifestado su decepción al encontrarse con un habitáculo que, según afirman, representa un claro paso atrás respecto a generaciones anteriores.
Uno de los puntos más señalados es el uso generalizado de plásticos duros en zonas sensibles al tacto, como los mandos de las ventanillas, los tiradores de las puertas o ciertos paneles. Elementos que anteriormente contaban con acabados metálicos, inserciones en cuero o detalles cromados han sido sustituidos por materiales más sencillos. Esto ha generado una sensación de simplificación que muchos consideran impropia de un SUV de este nivel de precio y posicionamiento.
Otro aspecto que ha generado controversia es la eliminación progresiva de mandos físicos a favor de superficies táctiles para gestionar funciones clave como la climatización o el sistema multimedia. Aunque esta tendencia responde a una lógica de digitalización y minimalismo, no es ningún secreto que muchos conductores siguen valorando la precisión y facilidad de uso de los botones físicos, especialmente en marcha. La ergonomía, por tanto, ha quedado en entredicho, con comentarios que cuestionan la facilidad de uso del nuevo sistema.
Respuesta rápida y ajustes en marcha para calmar la situación
Más allá de la percepción general sobre los acabados, algunos detalles han servido como símbolo de esta aparente pérdida de refinamiento. La cubierta del airbag en el volante, que antes estaba revestida en cuero, ha pasado a ser de plástico. Lo mismo ocurre con los reposacabezas delanteros, que también han cambiado de material. Incluso la desaparición de la iluminación ambiental en las puertas traseras ha sido motivo de queja, ya que se percibe como una pérdida de atención al detalle.
Llama especialmente la atención que BMW haya reaccionado rápidamente a esta situación. La marca ha decidido introducir mejoras en los materiales interiores a partir del verano de 2025, centradas en zonas especialmente sensibles para los usuarios, como los mandos de las puertas o los elementos decorativos de la consola. Aunque no se trata de una revisión completa del habitáculo, sí refleja una voluntad de ajustar el producto a las expectativas de su clientela tradicional.
El BMW X3 ha sido históricamente uno de los modelos clave para la marca en Europa y otras regiones. Su éxito se ha apoyado tanto en sus cualidades dinámicas como en una calidad interior que lo situaba como referencia dentro del segmento. Esta situación pone de relieve la necesidad de mantener un equilibrio entre innovación, control de costes y fidelidad al posicionamiento premium, especialmente en un mercado donde la competencia no deja espacio para errores de percepción.