Viendo las cifras de ventas en nuestro país y separándolas por tipos de mecánicas, es más que evidente que, a diferencia de lo que ocurría hace apenas unos años, los motores diésel están perdiendo mucho peso en nuestras carreteras. El hecho de que sean las mecánicas que estar en el punto de mira de las autoridades en lo que se refiere a contaminación es lo que ha provocado que sean muchos los que dejen de apostar por ellos y apuesten o bien por motores de gasolina o bien por motores híbridos auto recargables.

Eso sí, cabe tener en cuenta que, al margen de que los diferentes fabricantes llevan años ya modificando sus motores diésel para hacer los menos contaminantes, son este tipo de mecánicas las más indicadas para aquellos conductores que buscar un coche para realizar muchos kilómetros al año y que la inmensa mayoría de estos kilómetros se realicen a altas velocidades envías, autopistas u autovías, donde este tipo de mecánicas acaban ofreciendo un mejor rendimiento.

Los diésel no están hechos precisamente para moverse por entornos urbanos a bajas velocidades con muchas paradas y arrancadas, sino más bien para ir a altas velocidades pero a bajas revoluciones, donde su configuración mecánica acabará ofreciendo un consumo también muy bajo.

Apagar inmediatamente un coche diésel tras un largo viaje es una mala idea

Puede sacar además que la inmensa mayoría de los coches con motores diésel que se vender hoy en día en España son motores que llevan asociados a un turbo, un componente mecánico que ayuda a que mejoren sus prestaciones y a la vez sean más eficientes.

Embargo, como bien saben los que tienen este tipo de coches, los motores diésel con turbo son motores delicados en algunos aspectos, y uno de ellos es lo que se refiere a la temperatura del turbo. Así, igual que los propios fabricantes indican que lo mejor es no forzar el coche hasta que el motor y el turbo hayan conseguido la temperatura adecuada, no es nada recomendable que, al llegar a nuestro destino tras un largo viaje a altas velocidades con el motor y el turbo con temperaturas muy altas, apaguemos inmediatamente el coche.

Lo mejor que se puede hacer en este caso es, al llegar al destino, dejar el coche unos dos o tres minutos encendido pero al ralentí, de tal manera que el turbo y la mecánica van rebajando su temperatura y así se evitan futuros fallos mecánicos que pueden llegar a ser muy costosos.