Es de sobras conocido que en un gigante en la industria del automóvil como es el caso de Volkswagen se deben medir muy bien todas y cada una de las decisiones que se toman, especialmente en lo que se refiere a la fabricación de sus modelos y al proceso de fabricación de cada uno de ellos.

Tomar una buena o mala decisión en este sentido puede acabar en éxito o en fracaso de un modelo en concreto más allá de que triunfe o no entre los conductores europeos, sobre todo porque, hacer una mala planificación en cuanto a la capacidad de producción puede acabar provocando muchas esperas en los clientes y que, por lo tanto, al final sean muchos los que no descartes opten por otra opción.

 

Pero la gran diferencia en este sentido actualmente respecto a lo que pasaba hace ya muchos años es que, teniendo en cuenta que la industria de automóvil está pasando por un proceso de cambio con la entrada de los coches eléctricos, no es nada fácil planificar a largo plazo, y menos en el caso de un modelo clave como lo era para Volkswagen el ID.3.

Volkswagen cambia de planes con el ID.3

La idea de la marca alemana era desplazar parte de la producción de su compacto eléctrico a la planta de Wolfsburgo, entre otras cosas porque, hace ya un tiempo, la fábrica de Zwickau no era capaz de cumplir con los plazos de entrega.

Así, en el fabricante ya lo tenían todo preparado para este pequeño pero importante cambio, pero teniendo en cuenta el bajón de ventas que han tenido todos y cada uno de los coches eléctricos de Volkswagen, y en especial el compacto eléctrico, en el fabricante han decidido dar marcha atrás.

 

La cancelación de este plan no hace otra cosa que evidenciar las dificultades por las que está pasando la marca alemana con sus eléctricos, algo que ha ocurrido especialmente desde hace ya unos cuantos meses también en otros fabricantes, especialmente los europeos, que están viendo como el éxito de tesla y el auge de las marcas chinas eléctricas están situándolos en una oposición cada vez más delicada.