Desde el 4 de marzo, el mundo vive con el corazón en un puño por el estado de la central nuclear mayor de Europa, la central de Zaporiyia. Aquel viernes de madrugada, el ejército ruso atacó y acabar controlando el edificio, disparando proyectiles en las instalaciones. Todo despertó las alarmas de las autoridades ucranianas y del mundo entero. Ya que hay pocas infraestructuras más críticas que las centrales nucleares para ser involucradas al intercambio de fuego y bombardeos. Durante meses la central se vio rodeada por una calma tensa en que su control y su seguridad estaban delicadas, pero no había vuelto a ser peligrosas, hasta esta semana. El jueves la empresa estatal ucraniana Energoatom ha denunciado cinco nuevos ataques en torno a Zaporiyia. Rusos y ucranianos intercambian culpas, mientras que la ONU presiona a los dos Estados para evitar el desastre nuclear.

"Grito en qué se detengan inmediatamente todas las actividades militares en los alrededores de la planta y en qué no se apunte a sus instalaciones o alrededores", ha señalado en una declaración al secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres. Según el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), la situación en la central es "alarmante", aunque los análisis preliminares efectuados por sus expertos indican que no hay "una amenaza inmediata" a la seguridad nuclear después de los ataques recientes, aunque causaron ciertos daños en las instalaciones y han limitado la conexión eléctrica.

Desmilitarizar la zona

Una propuesta que ha salido desde la ONU es retirar todas las tropas y equipamientos militares de los alrededores de la central nuclear. Guterres ha pedido que se acuerde con urgencia una fórmula técnica para desmilitarizar toda una zona de seguridad a su alrededor. El senador ruso Vladímir Dzhabarov ve posible esta opción. "Es una iniciativa juiciosa, creo que le daremos apoyo", dijo el legislador. Sin embargo, ha aprovechado para dejar clara la posición oficial de Moscú: "Rusia tiene que mantener el control de la estación".

El ejército ruso señala a Kyiv como culpa de los últimos ataques en la central. "Los criminales ataques ucranianos contra infraestructuras nucleares están poniendo el mundo a punto de una catástrofe nuclear comparable a escala de Chernóbil", ha afirmado el embajador ruso ante la ONU, Vasili Nebenzia. Por el contrario, Ucrania y sus aliados señalan en Rusia como culpable. "La causa de la situación en la planta de Zaporiyia no es un misterio. Es otro trágico resultado de la decisión de la Federación Rusa de invadir a su vecino", ha asegurado la subsecretaria de Control de Armamentos y Seguridad Internacional de los Estados Unidos, Bonnie Jenkins.

El recuerdo de Chernóbil

Desde el 4 de marzo, el recuerdo del desastre nuclear de Chernóbil plana constantemente en cada movimiento que se hace en torno a Zaporiyia. Los dos países se acusan mutuamente jugar con fuego y poder desencadenar una nueva catástrofe nuclear en tierra ucraniano. El mismo día del primer ataque ruso, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski afirmó: "Chernóbil fue una catástrofe global. Rusia quiere repetir eso y lo está repitiendo, pero seis veces más".