El rechazo de la sociedad francesa a la reforma de las pensiones, aprobada por decreto el pasado 16 de marzo, desembocó en una revuelta violenta que se ha hecho notar especialmente en París, pero que también ha provocado incidentes en otras ciudades francesas. En el undécimo día de protestas, la rabia y la indignación por el retraso de la edad de jubilación está lejos de remitir, y al contrario, se está extendiendo por todo el país. Este sábado, en la población de Saint-Soline, en el centro-oeste de Francia, se ha vivido un duro enfrentamiento entre manifestantes ecologistas y la policía, que ha incluido el lanzamiento de pirotecnia contra los agentes o el incendio de furgones de la Gendarmería Nacional Francesa.

Hacia las 12 h del mediodía, más de 6.000 manifestantes ecologistas, según la policía, —30.000 según los organizadores—, se han concentrado para protestar contra la construcción de embalses agrícolas y para defender el ciclo del agua. El proyecto de construcción de este gran embalse tiene como objetivo almacenar agua proveniente de la capa freática durante el invierno para poder regar los cultivos durante el verano. Mientras que los campesinos consideran que es imprescindible para la supervivencia del sector en un contexto de sequía, los colectivos ecologistas denuncian que supone un "acaparamiento" del agua por parte de la agroindustria en el momento del cambio climático. El objetivo de la concentración ecologista, pues, era rodear la cuenca para intentar parar la obra, según ha explicado uno de los manifestantes en declaraciones a Le Monde. "Mientras el país se levanta para defender las pensiones, nosotros también hacemos frente común para defender el agua", han afirmado los manifestantes.

Enfrentamientos con cócteles Molotov, pirotecnia y hachas

La delegación del gobierno francés en el departamento de Deux-Sèvres, del que forma parte Saint-Soline, había emitido un comunicado antes del inicio de la manifestación en el cual alertaba de la previsible presencia de "varios centenares de radicales" que estaban preparando "acciones violentas" y ha llamado a la precaución. En este sentido, se han movilizado más de 3.000 policías en la zona donde estaba prevista la concentración.

Una hora después del inicio de la manifestación, a medida que los participantes se han acercado a la cuenca, se han producido los primeros enfrentamientos con la policía, que se han alargado alrededor de dos horas, según los medios franceses. La policía ha utilizado gas lacrimógeno, granadas aturdidoras y cañones de agua, mientras que los manifestantes han disparado explosivos pirotécnicos contra los agentes, hecho que se puede observar en un vídeo que han compartido por redes sociales. Además, han informado de que les han tirado bolas de petanca, barras de hierro, hachas y cócteles Molotov. Este ataque ha provocado el incendio de dos furgones de la Gendarmería.

Se ha producido la detención de al menos 11 personas, y ha habido múltiples heridos, tanto entre los manifestantes como entre la policía. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, ha tildado la situación de "indecible e insoportable" y ha cargado contra "la ultraizquierda y la extrema izquierda" por haber atacado con "extrema violencia" a los agentes de policía.