El acercamiento de Ucrania a la OTAN es uno de los motivos por los cuales Rusia decidió invadir el país. Vladímir Putin ha mostrado públicamente en varias ocasiones su voluntad de "volver al poder que tenía la gran Rusia" en el pasado en el ámbito político y territorial, pero lo cierto es que el bloque ha perdido influencia y territorios en la última década. De hecho, muchos lugares que eran aliados soviéticos ahora forman parte de la OTAN (la Organización del Tratado del Atlántico Norte). ¿Cómo han cambiado las zonas de influencia?

Los casos más evidentes son el de Lituania, Estonia y Letonia, que se independizaron de la URSS entre los años 1990 y 1991 y ahora forman parte de la OTAN desde 2004, además de ser miembros de la Unión Europea. En la misma línea se ha desmarcado Eslovaquia, que se formó al final de la Segunda Guerra Mundial y quedó bajo influencia soviética. Desde 2004 también forma parte de la alianza occidental. Por otra parte, se han incorporado a la OTAN países que formaron parte del Pacto de Varsovia. Hungría, Polonia y la República Checa están en la alianza desde 1999; Rumania y Bulgaria, desde el 2004; y Albania, desde el 2009.

Además, los territorios de la antigua Yugoslavia, un estado socialista prosoviético que no ingresó en el Pacto de Varsovia, también se han sumado a la OTAN. Eslovenia ingresó el año 2004; Croacia, en el 2009; Montenegro, en el 2017 y Macedonia del Norte, en el 2020. Y eso no es todo, porque algunos de los países que actualmente aspiran a entrar en la organización también estaban bajo el régimen soviético, como Ucrania, Moldavia y Georgia.

¿Qué tienen que hacer los países para entrar a la OTAN?

 

En primer lugar, el país tiene que recibir la invitación oficial a formar parte, que tiene que ser aprobada por unanimidad por los estados miembros. La reciben los países que hayan mostrado interés y, normalmente, que ya hayan mantenido conversas con países miembros de la OTAN. Además, tienen que cumplir indispensablemente cinco condiciones: tener una democracia basada en una economía de mercado, estar comprometidos con la paz, tener bastante preparación militar para poder ayudar en las operaciones de la OTAN, ejercer un trato justo sobre poblaciones minoritarias y estar comprometido con las instituciones y relaciones civiles y militares de una democracia.

Entonces, los países tienen que desarrollar un "plan de acción para la adhesión", que preparan conjuntamente con la OTAN. Sin embargo, aplicar este plan no es una garantía de entrar en la OTAN, sino que es sólo un paso. Lo siguiente es celebrar un encuentro en la sede de la organización en Bruselas, en el que el estado se compromete a cumplir las condiciones de entrada y donde se empieza a hablar del presupuesto. Una vez el país aspirante ha llevado a cabo estos trámites, todos los estados miembros tienen que votar si aprueban o no la entrada.