La situación en Kosovo es preocupante desde hace más de una semana. El origen de los disturbios que se están produciendo es que los serbios del norte de Kosovo se niegan a aceptar la autoridad de los alcaldes de cuatro municipios donde esta comunidad es mayoría. Estos concejales, de etnia albanesa, fueron escogidos en abril en unos comicios boicoteados por los serbios. La tensión empezó el viernes pasado, cuando los serbios bloquearon el acceso de los ediles a los ayuntamientos y la policía kosovar les abrió paso a la fuerza, un hecho que fue criticado por Estados Unidos, el principal valedor de Kosovo. Este lunes las protestas subieron el tono y 50 manifestantes y 30 soldados de la misión de la OTAN, la KFOR, resultaron heridos en Zvecan. Como reacción, la OTAN enviará a otros 700 militares para reforzar el cupo de los 3.800 ya desplegados.

La UE, dispuesta a intervenir

La Unión Europea ha dado un paso adelante, y el alto representante para la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, ha hecho un llamamiento a Serbia y Kosovo a "restaurar la calma en la región" después de los episodios de violencia que han protagonizado los últimos días. A través de un comunicado, ha advertido que, en caso contrario, la UE está "dispuesta a aplicar medidas firmes". Borrell ha lamentado que "la violencia podría haberse evitado y tiene que evitarse en el futuro". La UE ha emplazado "tanto en Kosovo como en Serbia que tomen medidas inmediatas e incondicionales para reducir la escalada" de violencia y para que "dejen de usar una retórica divisiva y se abstengan de cualquier otra acción descoordinada", ha dicho Borrell. Además, ha pedido en Kosovo que "suspenda inmediatamente las operaciones policiales en los alrededores de los edificios municipales en el norte de Kosovo".

Estados Unidos pide rebajar la tensión

El gobierno de EE. UU. ha solicitado en Kosovo y Serbia adoptar medidas para rebajar la tensión en cuatro localidades kosovares, según informó este viernes la Casa Blanca. Así lo comunicó el viceasesor de seguridad nacional estadounidense, Jon Finer, en varias llamadas telefónicas al presidente serbio, Aleksandar Vucic, y al primer ministro kosovar, Albin Kurti. En su llamada con Vucic de este viernes, Finer pidió al gobierno de Serbia que retire las fuerzas estacionadas cerca de la frontera kosovar y que "rebaje su estado de preparación" ante una posible movilización, además de instar a los manifestantes en el norte de Kosovo a permanecer pacíficos.

En Kurti, con quién habló el jueves, el responsable estadounidense urgió a permitir a los nuevos alcaldes electos ejercer desde localizaciones alternativas y a retirar a la policía de los edificios municipales, como ya pidió hace unos días el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken.

Conflicto entre Serbia y Kosovo

Los serbios exigen la retirada de los alcaldes y de las unidades especiales de la Policía kosovar. Denuncian que se sienten discriminados por el gobierno central y exigen que se les conceda un cierto nivel de autonomía, una cosa acordada en 2013, pero que Prístina no aplica, argumentado que eso atentaría contra la integridad del país. La postura del presidente serbio, Aleksandar Vucic es clara: promete que nunca reconocerá la independencia de Kosovo, un asunto delicado, ya que cualquier actitud conciliadora le podría costar el apoyo de los votantes más conservadores y nacionalistas. Serbia considera Kosovo no solo como una parte de su territorio, sino como el origen casi mítico de la nación, ya que, algunos de los principales centros del cristianismo ortodoxo serbio están allí.

Por su parte, el primer ministro kosovar, Albin Kurti, también es nacionalista como Vucic, y hace años incluso reivindicaba la unión de Kosovo con Albania. El líder kosovar afirma que no retirará a los alcaldes elegidos en las elecciones boicoteadas y acusa en Belgrado de provocar tensiones mediante el envío de grupos extremistas y violentos.