Un mitin del presidente de la República, Emmanuel Macron, en Estrasburgo ha puesto de manifiesto la tensión política que se vive en Francia, y que podría complicar la segunda vuelta del candidato de La República en Marcha, en la que necesita al apoyo de la izquierda francesa. El acto electoral ha sido interrumpido por protestas de varios colectivos molestos con el gobierno francés, desde chalecos amarillos a antivacunas, pasando por manifestantes de Francia Insumisa (el partido de Jean Luc Mélenchon) que reclamaban mantener el impuesto ISC a los beneficios. Estos últimos interrumpieron el parlamento de Macron con camisetas con el texto "Subid impuestos a los ricos", y fueron desalojados por el servicio de orden. Sobre el papel, Macron necesita ahora los votos de Mélenchon para imponerse la próxima semana a la candidata ultra, Marine Le Pen, y si un porcentaje significativo de la izquierda se abstiene puede provocar la victoria de la extrema derecha.

Macron no ha dudado a replicar las protestas, algunas de ellas difundidas en la red por dirigentes de Francia Insumisa, durante el mitin, en un intento de quitar importancia a los hechos. "Habéis podido votar por primera vez, es un principio de la democracia. Y los franceses y francesas escogen democráticamente y se trata de elegir entre un proyecto de la extrema derecha y el nuestro", ha indicado a los jóvenes que gritaban. Mélenchon consiguió el domingo pasado en la primera vuelta el 21,6% de los votos, y se convirtió en la tercera fuerza más votada del país. Contrariamente a Marine Le Pen, la reserva de votos que tiene Macron para la segunda vuelta es limitada. El actual presidente de la República ya ha absorbido en la primera vuelta a los socialistas (1,7%) y a la derecha de los Republicanos (4,7%), con lo que ya no le quedan muchos más lugares para rascar, exceptuando a los votantes de Francia Insumisa.

 

 

En la Catalunya Nord ganó en la primera vuelta la ultraderecha de Marine Le Pen. El triunfo no fue tan amplio con respecto a Emmanuel Macron como el norte de Francia donde, en las regiones fuertemente industrializadas con una tasa de pobreza más acentuada, es donde tiene uno de los feudos más fuertes la radicalización contra la inmigración. Pero en Perpinyà ya se constató en las últimas elecciones municipales que los extremos también triunfan. En la capital de la Catalunya Nord, Marine Le Pen se situó al frente con un 27,39% de los votos; en segundo lugar lo hizo extrema izquierda de Jean-Luc Mélenchon con un 25,74%; y en tercer lugar el actual presidente Macron con el 21,40% de los votos. La derecha y la izquierda clásica se hundieron y no pasaron del 10% de los votos, y de rebote Mélenchon se consolidó como la alternativa.