Los trabajadores tendrían que considerar una semana laboral de cuatro días y otras opciones de trabajo más flexibles para permitir la conciliación de las familias y fomentar el turismo interno del país.
Así lo ha explicado la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Arden, en un vídeo a través de Facebook y que ha recogido el The Guardian. Asegura que ha explorado todas las sugerencias que le han hecho los ciudadanos. Desde una semana más corta hasta tener más días festivos. El objetivo siempre es lo mismo: estimular la economía después del coronavirus.
"Lo he escuchado a mucha gente y en definitiva tiene que ser una cosa que se tiene que debatir entre empleados y empresas", explicaba Arden. "El coronavirus nos ha enseñado muchas cosas, entre ellas, la flexibilidad laboral y el teletrabajo".
El modelo que plantea Arden no es nuevo. Está inspirado, de hecho, en el kurzarbeit alemán, que consiste al mantener y compatibilizar el trabajo con el hecho de tener más tiempo libre e invertirlo en mejorar las capacidades laborales.
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