Sally Hayden no ha hecho un libro cualquiera sobre los migrantes y las personas que se encuentran en centros de detención del Líbano. En Cuando lo intenté por cuarta vez, nos ahogamos, la periodista y fotógrafa irlandesa ha documentado en un libro las consecuencias de que la Unión Europea esté financiando, desde 2017, el control del flujo migratorio en el mar Mediterráneo, en Libia. Para escribir este libro, Hayden ha viajado por tres continentes, ha pasado semanas en un barco en el mar Mediterráneo, se ha enfrentado con traficantes y ha destapado casos de corrupción y negligencia. Su investigación se ha mencionado en informes sobre derechos humanos y en una petición que exigía que oficiales de la Unión Europea fueran acusados de crímenes contra la humanidad. A través de centenares de entrevistas, Hayden ha conseguido plasmar diferentes testimonios que explican la realidad de las detenciones en los centros y los periplos de la migración y del sueño europeo.

¿Me puede explicar un poco cómo empieza la investigación del libro?
Desde 2015 me había estado informando mucho sobre la migración. En 2015, cuando escribía para Vice News, fue un poco cuando empecé, donde conocí a tanta gente que había venido de tantos países diferentes e intentaban llegar al Reino Unido en aquel momento. Entonces, David Cameron era el primer ministro y dijo que había migrantes que intentaban llegar al país. Este fue mi primer contacto de darme cuenta de la terminología que utilizaban. No era un grupo homogéneo de personas, había tantas personas diferentes de tantos países diferentes que tenían muchas razones diferentes para intentar hacer los viajes que estaban haciendo. Después de eso, informé, hice otras investigaciones más tarde. Una en Siria, la migración de Siria y la gente que intenta volver, después una sobre la corrupción en la agencia de refugiados de la ONU en Sudán. Hice también varias informaciones e informes relacionados con la migración. Y, en 2018, en agosto, recibí un mensaje de Facebook. "Hola hermana Sally, necesitamos tu ayuda, estamos en malas condiciones en la prisión de Libia, si tienes tiempo, te explicaré toda la historia". Y yo, obviamente, no sabía quién era, no sabía si era grave, pero respondí y dije que no lo podía ayudar, pero que me explicara más cosas. Y el hombre que se había puesto en contacto conmigo me dijo que era uno entre centenares. Resultó ser un centro de detención de migrantes en Libia, y que acababa de estallar una guerra a su alrededor, y que se habían quedado sin comida y sin agua, que tenían miedo de lo que les podía pasar. Podían oir los sonidos de la guerra fuera. Estaban buscando ayuda, y por eso, seguí hablando con él y fue todo muy rápido y es que toda esta gente ya había intentado llegar a Europa y los habían atrapado. Les hicieron volver a Libia y los cerraron indefinidamente.

Me di cuenta de que eso era un resultado directo de la política antimigratoria de la Unión Europea

Y muy rápidamente me di cuenta de que eso era un resultado directo de la política antimigratoria de la Unión Europea. Y así, empecé a publicar, primero intenté obtener ayuda para ellos, así que empecé a contactar con las ONG, la ONU, con cualquier persona que me viniera a la cabeza. Esta ayuda no llegó. Y entonces me decían "puedes publicar, puedes decirle al mundo, puedes publicar informes" y yo era autónoma, así que publicar una historia, puede tardar un poco de tiempo. Por lo tanto, empecé a publicar capturas de pantalla de los mensajes en Twitter. Y empecé este hilo de Twitter que se hizo viral, llegó a millones de visualizaciones y siguió durante años. Y me di cuenta de que era un problema mucho mayor. Empecé a ser contactada cada vez por más gente de centros de detención diferentes. Mi nombre fue pasando y me convertí en la persona que recopilaba esta información y eso me llevó a informes diarios y también ha derivado en este libro.

sally hayden paz de la calle
Sally Hayden / Pau de la Calle

¿Y el papel de Europa y de las ONG y las Naciones Unidas?
Al principio pensaba que podría haber una falta de comprensión con las personas y sobre por qué eran tratadas así. Después, he visto que lo saben, que todo eso es política y los líderes europeos son conscientes. Se piensan que es lo que quiere la ciudadanía europea, dirán que no quieren que la extrema derecha llegue al poder. Y supongo que una de las preguntas que se plantea es que, en qué momento te conviertes en la extrema derecha si estás implementando políticas de extrema derecha para evitar que la extrema derecha llegue al poder.

En el libro menciona que algunos migrantes pasan tanto tiempo juntos y dándose apoyo que incluso se enamoran.
Sí, eso es como los humanos en todas partes. Ha habido un lenguaje muy deshumanizador y de la manera por como hablamos de estas situaciones parece que estén muy alejados y que no sean personas como nosotros. Quería escribir el libro para demostrarlo y no quería que solo fuera una lista de los abusos que suceden y que, obviamente, existen, pero también demostrar que la gente se ayuda mutuamente y que también se pueden enamorar. De hecho, hace poco estuve en Suecia con una pareja que se conoció en Libia y acaban de tener un niño. Fue muy emocionante. Y sí, la vida normal, hasta cierto punto, continúa, pero es una situación muy difícil. Muchas veces hay casos donde se enamoran en centros de detención o cuando están con contrabandistas. Y sacrifican una parte para estar juntos. Creo que eso es una parte muy importante a destacar porque hay una percepción errónea que en estos viajes solo hay hombres y eso no es cierto. Hay muchas mujeres. A veces son, incluso, una cuarta parte. Acostumbraban a estar muy ansiosas, no querían que les hicieran una foto, a menudo les gustaba comunicarse a través de otra persona para proteger su propia seguridad. Hay muchos riesgos para ellas, y a menudo también para sus hijos. Si la gente lee el libro, también leerán historias de mujeres.

Todo eso es política y los líderes europeos son conscientes

¿En qué condiciones están los migrantes en estos centros?
A ver, cada centro de detención tiene su definición particular de infierno. Hay hambre, negligencia médica, tortura, diferentes tipos de violencia, violencia sexual, solo humillación general, ya sabes, desnudar a la gente de su dignidad. Estás encerrado, no se te permite moverte, no se ve la luz del sol, hay todo tipo de abuso.

Habla también en varios capítulos sobre los abusos. ¿Hay alguno que le haya marcado más?
No creo que pueda decir que haya alguno que me haya sorprendido más porque realmente, sorprende constantemente cómo de horribles pueden llegar a ser las cosas. En el libro, se destaca un atentado en el centro de detención de Tijuana, que tuvo lugar en julio del 2019. Y fue, básicamente, un ataque aéreo directo a un centro de detención. Y todavía no sabemos ni cuántas personas murieron porque no hay ningún registro. Después también supe que, en algunos centros, controlados por milicias, se habían producido dos crímenes porque los migrantes estaban siendo utilizados como escudos. En otros centros, la gente moría de hambre y por negligencia, en otros por el trabajo forzado. A veces, se veían obligados a trabajar en casas o granjas y, a menudo, decían sentirse agradecidos porque era su manera de salir del centro de detención. Eso es casi ver bien o como una cosa buena el hecho de ser un esclavo, ¿sabes? Eso me mostró la situación a la cual llegan.

¿Y las ONG y la ONU, donde quedan?
Normalmente, los centros de detención son dirigidos por milicias. Y las ONG o la ONU necesitan permiso para entrar. Así que tienen que llamar con antelación, por lo tanto, si al final acaban entrando, se les puede dar o no acceso a todos lados. A menudo, no se les permitía acceder a las salas o celdas donde había personas detenidas. Solo se les permitía acceso a una zona principal. Me di cuenta rápidamente qué significaba en realidad, y es que no tienen información completa de lo que pasaba en estos lugares, así que podrían ver solo las personas que ya habían sido seleccionadas para ser vistas. Y decían: "oh, todo es genial, todo funciona bien. Y realmente, como todos. Ya sabes, las personas enfermas o moribundas o torturadas las escondían en algún lugar y no los llegaban a ver nunca".

sally hayden paz de la calle
Sally Hayden / Pau de la Calle

¿Y qué piensan los mismos migrantes?
Es interesante que se pregunte eso. ¿En estos momentos, en las noticias, salen imágenes de la gran cantidad de personas que llegan a las Canarias, verdad? Y una razón es precisamente que la ruta del Atlántico se está volviendo popular en estos momentos por lo que está pasando en Libia y porque las otras rutas se han vuelto difíciles. Cuando aprietas un globo, hay una parte que se expande. Si tienes mucha gente desesperada que necesita marcharse de donde estan, siempre intentarán encontrar la manera de encontrar un lugar seguro. Por lo tanto, creo que es falso que la gente no conoce los peligros. Conocen los peligros, porque con todo el mundo que he hablado, lo sabían. Saben que pueden morir, saben que pueden ser torturados. Saben que les pueden extorsionar, pero no creen que tengan otra opción.

Normalmente, los centros de detención son dirigidos por milicias

¿Tienen esperanza, todavía?
Hay algunas personas que vuelven a sus países, a veces eso depende de cuál sea su estatus. Las personas que han obtenido el estatus de refugiados, a menudo han huido de dictaduras, persecuciones, guerras y no pueden volver a casa porque morirían si lo hicieran o estarían siempre en la prisión. Hay otras personas que es por motivos económicos y aceptan volver a casa. Otros acaban dejando su país otra vez, cuando se recuperan. Nosotros, en el Reino Unido, hacemos una diferencia y supongo que aquí en España también: una distinción entre migrantes económicos y refugiados. Cuando viví en Sierra Leona, por ejemplo, durante un año, que fue cuando escribí este libro, se ve que la pobreza es una realidad, una amenaza para la vida. Eso, en un lugar como Sierra Leona significa que no puedes permitirte la atención sanitaria, no puedes cuidar de tu familia, quizás no puedes tener un refugio. Estuve allí durante la covid y no había ningún ventilador funcionando en todo el país. Así que, si alguien necesitaba un ventilador, moría. Seguramente, la gente que se podía pagar una bombona de oxígeno era muy poca. Entonces, la esperanza de vida del país era 25 años menos que en Europa. Cuando hablamos de pobreza, no creo que la gente se imagine una pobreza como una amenaza de vida.

¿Y saber cómo son los centros o el trato de Europa, no les cambia esta idea?
Supongo que todavía tienen esperanza porque si no, no lo harían, no lo intentarían, así que no sé si cambian el proceso o la percepción. Mucha gente con quien hablé, es gente que huye de dictaduras y ven Europa como el hogar de los derechos humanos, en el sentido de "si llego a Europa, mis derechos humanos serán respetados". Eso es lo que quieren y supone que, a medida que se acercan, se dan cuenta de que los derechos humanos no se aplican a todo el mundo, y de hecho, ha sido muy interesante como personas que aparecen en el libro han experimentado el racismo por primera vez en Europa. Así que vienen muchos con la idea de estos derechos humanos, pero nunca habían sabido qué era el racismo porque vienen de países donde son mayoría y de repente, ven cómo los trata la gente.

Saben que pueden morir, saben que pueden ser torturados

¿Somos lo bastante conscientes aquí de todo este camino y del periplo que tienen que hacer?
No estoy segura. Yo misma hacía mucho tiempo que informaba sobre migraciones y cuando denuncié todo eso, no lo sabía. Conocía vagamente sobre las políticas, pero no aprecié las consecuencias humanas hasta que estuve en comunicación directa con la gente y me explicaban las cosas que me decían. Creo que hay temas que vivimos muy de lejos, como por ejemplo, la gestión de la migración, incluso, la palabra migrante es como deshumanizar, de alguna manera, como alejarse y actuar como si fueran personas diferentes a nosotros. Y son personas igual que nosotros, con familia, esperanzas, sueños, así que estamos tratando la vida de unas personas como si fueran más valiosas que de otros. No soy activista, no estoy defendiendo ninguna política específica, solo creo que tenemos que ser conscientes de las consecuencias políticas que tenemos.

¿Qué relación tiene ahora con las personas con las que ha hablado para hacer este libro?
Con algunos de ellos tengo contacto. Vi la pareja que vive en Suecia, también he visto recientemente a un chico que vive en Bélgica. Y todavía me hablo con mucha gente. Algunos, sin embargo, acaban desapareciendo, algunos llegan a Europa y quieren seguir adelante con su vida, y se les hace muy doloroso pensar en lo que han pasado. A veces, dudo de si ponerme en contacto para no recordarles esta época horrible. Hay personas con las que he perdido el contacto y no sé qué les ha pasado, ni si están bien, porque en estas rutas migratorias pasa, alguien podría morir y ni siquiera sabes qué ha pasado, nadie lo hace público. Nadie informa, no hay ningún registro. Podrían ser enterrados en una tumba no marcada, y eso pasa con más frecuencia de lo que nos pensamos. Hay personas de las que no sabes nada y, de repente, al cabo de dos años, te dicen "estoy en Reino Unido o estoy en Francia, tengo trabajo y hablo el idioma" o me explican que han hecho amigos. Eso es increíble.