Vladímir Putin está empeñado a inculpar a Ucrania del ataque terrorista que hace una semana se perpetró en una sala de conciertos del centro comercial Crocus City Hall, en Krasnogorsk, un suburbio del noroeste de Moscú, donde han muerto al menos 143 personas y otras 180 resultaron heridas, de las que 20 se encuentran en estado grave. Rusia ha culpado desde el primer momento a Ucrania de esta masacre. Después de que el presidente ruso asegurara que los detenidos por los ataques pretendían huir hacia Ucrania y que al otro lado de la frontera se había abierto una ventana para facilitar su huida, ahora es el Comité de Investigación de Rusia quien ha implicado el país enemigo a través de la financiación. El comité, a través de un comunicado, afirma y que hay nuevos elementos que demostrarían la vinculación de Ucrania. "El trabajo llevado a cabo con los terroristas detenidos, el examen de los dispositivos técnicos que llevaban, y el análisis de las transacciones financieras, permitieron obtener pruebas de sus vínculos con los nacionalistas ucranianos", afirma el comunicado. Rusia también ha anunciado que ha detenido uno nuevo posible implicado en el atentado "que participó en la financiación de los terroristas", afirma la nota oficial, que se suma a los once detenidos previamente, de los cuales, cuatro han sido acusados de ser los autores directos del ataque.

Acusaciones sin pruebas públicas

"La investigación tiene a su disposición datos confirmados que los autores del ataque terrorista recibieron importantes cantidades de dinero y criptomonedas de Ucrania, que se utilizaron para preparar el crimen," ha manifestado el Comité de Investigación en un comunicado. No obstante, las acusaciones se hacen sin ninguna prueba ni publicar ningún documento que pueda demostrar esta implicación. Después de que Putin afirmara en la televisión rusa que los acusados fueron detenidos cuando intentaban huir hacia Ucrania, el jefe de los servicios de seguridad rusos (FSB), Aleksandr Bortnikov, aseguró que los servicios secretos ucranianos y occidentales habían "facilitado" el atentado. Ucrania, sin embargo, siempre ha negado enérgicamente cualquier implicación en la masacre, y acusa a Moscú de querer culparlos para poder intensificar sus ataques y represalias contra Kyiv.

Los Estados Unidos lo tilda de "propaganda absurda"

Después del análisis de los dispositivos confiscados a los atacantes y el estudio de las transacciones financieras, las autoridades rusas han concluido que los supuestos autores mantenían "conexión con los nacionalistas ucranianos", según recoge la agencia TASS. No obstante, los Estados Unidos lo ha calificado de "propaganda absurda" y considera que "el Estado Islámico "es el único responsable" del ataque. "Mi tío solía decir (...) que los mejores vendedores de estiércol a menudo llevan sus muestras a la boca. Los funcionarios rusos parecen ser bastante buenos vendedores de estiércol", dijo a periodistas el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional norteamericana, John Kirby. El portavoz de seguridad norteamericano volvió a insistir en que los Estados Unidos habían advertido a principios de marzo que "extremistas" estaban planeando un ataque inminente a Moscú. Kirby aseguró que enviaron un aviso por escrito a los servicios de seguridad rusos. "De hecho, los Estados Unidos intentaron ayudar a prevenir este ataque terrorista y el Kremlin lo sabe", ha añadido.

El Estado Islámico (EI) de la provincia de Jorasán ha insistido de nuevo en reivindicar la autoría del atentado y el portavoz del grupo, Abu Huzaifa en el Ansari, sostiene que Rusia es un país que lucha contra los musulmanes, y ponía como ejemplo la intervención rusa en Siria desde el 2015. En el Ansari calificaba el atentado contra la ciudad rusa como "un ataque sanguinario de un grupo de leones del califato" para "vengar a los musulmanes y disciplinar a los infieles". En el mismo mensaje, el portavoz hizo un llamamiento para que los soldados del grupo yihadista lleven a cabo ataques individuales contra los judíos y cristianos, especialmente en Europa y Estados Unidos, para apoyar a los musulmanes en la guerra de Gaza.