Cuando los cuatro acusados aparecieron en el tribunal de Moscú nadie pensó que hubiera que esconder los signos de tortura a los que habían sido sometidos. De hecho, es posible que incluso estuvieran orgullosos de mostrarlos tal cual. Caras infladas, desfigurados y ojos vacíos. Saidakrami Murodali Rachabalizoda llegó con una gasa sobre la oreja. Un vídeo publicado en las redes sociales, aparecía un miembro del personal ruso, o vestido como tal, mientras le cortaba la oreja y se la ponía en la boca diciendo que se la comiera, constata el The Guardian. Otros lo golpeaban con armas.
Después de ser detenido, Shamsidin Fariduni apareció en una fotografía en el suelo, con los pantalones bajados hasta las rodillas con cables conectados a los genitales. La fotografía fue publicada en un canal de Telegram vinculado con el grupo Wagner, según destaca el mismo rotativo. El vídeo, según destaca el diario, sugería que Fariduni había recibido una descarga de 80 voltios y que le habían vertido agua sobre el cuerpo para "intensificar el efecto".
Dalerdzhon Barotovich Mirzoyev llegó con morados después del interrogatorio y llevaba una bolsa de plástico en el cuello. Según los observadores, podría haber sido usada para asfixiarlo. Muhammadsobir Fayzov apareció en silla de ruedas en la audiencia y el mismo diario constata que podría haber perdido el conocimiento varias veces. Las fotografías mostraban que podría faltarle un ojo, según dice Reuters.
Las torturas del Kremlin
Un vídeo filmado por los mismos hombres y publicado por Estado Islámico los muestra matando a sangre fría, hombres y mujeres heridos que asistían a un concierto de rock mientras se instaban a "no mostrar piedad y matarlos a todos". Pero la promoción del trato brutal de los sospechosos por parte de las autoridades y los funcionarios rusos de alto rango después de su captura ha sorprendido incluso a los observadores experimentados de los servicios de seguridad rusos.
Después de dos años de guerra en Ucrania, los vídeos de muertos y torturas se han convertido en una cosa habitual en Rusia. Y los métodos de tortura de que antes solo se hablaba en los testigos de los testigos ahora están siendo promovidos por los mismos perpetradores, mientras publican fotos y vídeos de brutalidad para poder fanfarronear.
Los investigadores de derechos humanos han dicho, según destaca el The Guardian, que no era ninguna revelación que los servicios de seguridad rusos utilizaran la tortura contra sospechosos de terrorismo. En 2017, después de un atentado con bomba del Estado Islámico en una estación de metro de San Petersburgo, Human Rights Watch descubrió que un sospechoso durante su detención fue amenazado con ser violado con un palo; a dos se les aplicaron descargas eléctricas en los genitales.