Unos remolinos oceánicos rápidos e inestables, conocidos como tormentas submarinas, estarían fundiendo de manera agresiva las plataformas de hielo de dos glaciares esenciales de la Antártida, según un estudio reciente que alerta de posibles “implicaciones de gran alcance” para el aumento del nivel del mar. Las investigaciones se centran en los glaciares Pine Island y Thwaites, este último popularmente llamado “el Glaciar del Juicio Final” por las consecuencias que tendría un colapso total.

La Antártida se puede imaginar como un puño con un dedo delgado que se alarga hacia Sudamérica: Pine Island se sitúa en la base de este “dedo”, y Thwaites, justo al lado. Durante las últimas décadas, ambos han experimentado un deshielo acelerado provocado por el calentamiento de las aguas oceánicas, especialmente en el punto donde el hielo deja el fondo marino y empieza a flotar, formando las plataformas de hielo.

¿Cómo se derrite el hielo del océano?

El estudio, publicado en Nature Geosciences, es el primero que analiza de manera sistemática cómo el océano funde el hielo en escalas de tiempo muy cortas, de horas o días, y no de temporadas o años. “Estamos observando el océano como si fuera meteorología marina de corto plazo, algo poco habitual en estudios antárticos”, explicó Yoshihiro Nakayama, coautor y profesor en Dartmouth College, según recoge la CNN.

Estas tormentas submarinas, técnicamente llamadas submesoescala, son remolinos que se forman cuando masas de agua cálida y fría chocan. Aunque podrían evocar pequeños giros como los que se forman al remover una taza de café, en el fondo del mar pueden llegar a tener unos 10 kilómetros de diámetro. Al igual que las tormentas atmosféricas, nacen de contrastes térmicos intensos y pueden ser muy destructivas.

Una vez generados en el océano abierto, estos remolinos se deslizan bajo las plataformas de hielo. Allí, atrapados entre el fondo marino y la base irregular del hielo, agitan agua más cálida procedente de mayores profundidades, incrementando significativamente el deshielo cuando chocan contra hielo vulnerable.

El estudio y los bucles: combinar modelos computacionales con datos

Para estudiar su impacto, los científicos combinaron modelos computacionales con datos reales de instrumentos oceánicos. Concluyeron que, junto con otros procesos de corta duración, las tormentas submarinas causaron hasta el 20% del deshielo en los dos glaciares durante solo nueve meses. Aunque cuantificar la contribución exacta es difícil por su naturaleza caótica, los investigadores apuntan que su efecto es mucho más importante de lo que se pensaba.

Uno de los resultados más preocupantes es la identificación de un bucle de retroalimentación positiva: las tormentas funden hielo; el hielo fundido libera agua fría y dulce; esta se mezcla con agua más cálida y salada, creando más turbulencia; y esta turbulencia funde aún más hielo. Según la autora Lia Siegelman, este mecanismo podría intensificarse en un clima cada vez más cálido.

Las consecuencias potenciales son enormes. Las plataformas de hielo actúan como un tapón que frena el flujo de los glaciares hacia el mar. En el caso de Thwaites, solo su desaparición contribuiría por sí sola a más de 60 centímetros de aumento del nivel del mar. Pero, al ser un “tapón” esencial que contiene gran parte del hielo interior de la Antártida Occidental, un colapso completo podría acabar provocando hasta tres metros de aumento global.

A pesar de la gravedad, diversos expertos no implicados en el estudio alertan de las limitaciones. La Antártida es uno de los lugares más inaccesibles del planeta, y los datos reales son escasos, lo que obliga a confiar mucho en simulaciones. Aun así, coinciden en que estos procesos oceánicos de pequeña escala son una pieza clave para entender mejor el ritmo real de pérdida de hielo. Según palabras de Siegelman, que recoge la CNN, “estudiar estos fenómenos hasta ahora invisibles es el próximo gran reto para comprender el futuro del nivel del mar”.