Siguiendo el modelo del sistema antimisil israelí conocido como Cúpula de Ferro, el presidente Donald Trump tiene la intención de construir un sistema similar para los Estados Unidos, que recibirá el nombre de Cúpula Dorada y que pretende superar el de su aliado. De hecho, el mismo Trump ya hizo referencia a una "Cúpula de Hierro norteamericana" cuando, en enero, firmó el decreto que autorizaba el inicio del proyecto. Si se cumplen las previsiones, el sistema estará operativo antes de que acabe su mandato, con un coste estimado de 175.000 millones de dólares. El objetivo: proteger el territorio. En palabras del presidente, se trata de defender el país "de cualquier amenaza, ya sea proveniente de la otra punta del mundo o del espacio: vivimos en un mundo malvado".

¿Para qué servirá la Cúpula?

La Cúpula Dorada incorporará tecnologías de nueva generación para operar desde tierra, mar y espacio, incluyendo sensores, e interceptores espaciales. Según el secretario de Defensa, Pete Hegseth, el sistema estará diseñado para proteger el territorio de "misiles de crucero, misiles balísticos, misiles hipersónicos, drones, tanto convencionales como nucleares". Un comunicado oficial aporta más detalles sobre el calendario de un proyecto que se desplegará en varias fases, empezando por las zonas más expuestas a amenazas externas. Aunque los Estados Unidos ya disponen de tecnologías similares, como sensores orbitales y plataformas antimisiles terrestres, el gran reto será integrar completamente las capacidades de defensa terrestre, marítima y espacial, con una respuesta prácticamente inmediata ante misiles hipersónicos o ataques lanzados desde el extranjero.

El año 2022, la última evaluación del Ejército de los Estados Unidos sobre amenazas con misiles alertaba de un aumento del riesgo procedente de Rusia y China. Según el documento, Pekín se está acercando a Washington con respecto a capacidades en misiles balísticos e hipersónicos, mientras que Moscú sigue modernizando sus sistemas de alcance intercontinental y perfeccionando sus misiles de precisión.

El informe también considera probable un incremento de la amenaza de los drones, que han demostrado tener un papel clave en la guerra de Ucrania. Además, advierte del peligro creciente que representan los misiles balísticos de Corea del Norte e Irán. En los últimos años, los Estados Unidos han acumulado una amplia experiencia en la defensa contra misiles y drones. Una prueba clara de eso es el conflicto en Ucrania, donde se han utilizado sistemas norteamericanos para interceptar misiles rusos.