Los lunes es complicado. En los diarios impresos aún más. Una parte se deja hecha el viernes anterior, con materiales fríos, casi helados. Otra parte es información de deportes, que llega también fría, porque los fans ya lo han visto todo y es imposible tomarlos por sorpresa, salvo de alguna pieza gourmet firmada por algún nombre con maña para escribir. Queda el contenido de promesa, de pronóstico o de adelanto, entre el que figuran con perfil propio las encuestas electorales —este lunes la hace El País, el domingo eran El Mundo y La Razón— y las noticias sobre hechos en el extranjero que tienen su dinámica propia y, por la diferencia de horario, no se han cerrado. Este último caso es el de las elecciones en Brasil, donde uno de los tótems del populismo trumpista, el presidente Jair Bolsonaro, lucha por mantenerse contra el expresidente y ex casi todo Lula da Silva. Con respecto a las encuestas, todas explican la misma historia. El Partido Popular es capaz de rascar votos tanto a Vox como al PSOE, pero no consigue sumar para construir una mayoría de extrema derecha extrema, perdona la redundancia.

Brasil. Entre la opinión publicada son pocos los que quieren que el presidente ultra revalide su mandato, a la vez que saben que la distancia entre ambos candidatos no les deja pronosticar nada. Por eso títulos como el de El País: "Brasil vota si pone fin a la tumultuosa era Bolsonaro", en vez del simétrico y contrario ("Brasil vota si mantiene la tumultuosa era Bolsonaro"), que también es legítimo con respecto a los hechos. Bromeando, quizás el título sería "El País pondría fin a la tumultuosa era Bolsonaro". ABC, que parece latir por Lula, se ha fiado de las encuestas brasileñas y afirma que Lula está "a un paso de recuperar el poder". Técnicamente es cierto: todos los candidatos están a un paso. Pero nadie lee literalmente estos títulos y menos todavía si son del tabloide monárquico. Lo que se entiende es que Lula ganará y que al ABC le parece la mar de bien. Son cosas que pasan.

El Periódico se guarda mejor la espalda y dice sencillamente en su título de portada que las elecciones "confirman la polarización" del Brasil, afirmación que ha sido válida desde antes de las anteriores elecciones, de hace cinco años cinco. ¿Pero qué quieres? Si haces como ABC o El País, te puedes llevar un susto, que la gente es muy puñetera y, ahora más que nunca, no hace mucho caso a lo que le recomiendan los diarios y el resto de medios de comunicación. La Vanguardia, diario siempre moderado, cauto y contenido —siempre no, pero en general— opta por un neutralísimo y blanquísimo "lucha cerrada entre Bolsonaro y Lula", que es como la quintaesencia de no querer complicarse la vida cuando no sabes qué decir —porque no puedes— de un asunto sobre el que debes decir alguna cosa sí o sí aunque cuando el diario llegue a los lectores ya se sabrá qué ha pasado y lo que dices impreso valdrá entre nada y nada. Quizás el que mejor se maneja en plan de decir sin decir es el Ara, con el metafórico "Brasil contiene la respiración", que igualmente quedará quemado al llegar a manos de los lectores. La foto de portada es para Lula porque, claro, amamos a Lula y porque, si no, ¿qué foto pones?

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