El congreso del Partido Comunista chino se acabó hace unos días, pero la polémica todavía dura. Xi Jinping ha limpiado al partido de rivales políticos y se ha rodeado de los más fieles. Después de alargarse un tercer mandato han surgido temores, miedos y nervios delante de lo que podría ser un nuevo ataque a Taiwán. Y además, también han dejado sobre la mesa una posibilidad, pequeña, para las protestas. Justo antes del inicio del congreso hubo una extraña protesta que se silenció muy rápido. Contra la estrategia de covid cero y también contra el mismo Xi. Y es que hay que remarcar que en China no acostumbra a haber protestas de esta índole, especialmente, antes de reuniones políticas importantes, como la del mismo congreso.

👤 ¿Qué ha pasado con el exlíder chino Hu Jintao?


😷 Vuelve la pesadilla de la covid en Wuhan: China impone el confinamiento

 

Las protestas son muy difíciles de ver en China. De hecho, solo las hay por cosas muy puntuales y sobre todo en las redes, fuertemente controladas. Así lo explica el profesor en historia y cultura de la China moderna y contemporánea de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) Manel Ollé, en conversación con ElNacional.cat. "Las pancartas situadas en un puente de Pekín, tuvieron efecto sobre todo en estudiantes chinos que han estado fuera, pero se hace difícil pensar que tengan mucho recorrido. La represión es muy fuerte".

"China tiene una capacidad brutal para controlar inmigrantes y también extranjeros y hacerles volver al país o bien represaliando a los familiares que tienen allí. Quedan obligados a volver, basándose en amenazas. Incluso, los chinos que están fuera se sienten violetas. Se hace difícil pensar que a corto plazo pueda pasar alguna cosa. El régimen es muy rígido". Hay que insistir, destaca, que hay videovigilancia absoluta.

Ollé cree, sin embargo, que si China entrara en una crisis económica muy fuerte, posiblemente se podría ver algo. "Normalmente, ha estado en temas sociales, porque se perdía el trabajo o las tierras", expone. De esta manera, pone énfasis en el hecho que "para que haya una protesta que vaya más allá de eso, de demostración simbólica, más allá de eso tendría que tener unas causas sociales, un agravamiento económico muy importante". Y es que "el ciudadano chino sabe que está vigilado".

El papel de la China en Rusia: ¿vista puesta en Taiwán?

China no se ha querido poner mucho con Rusia. No quiere perder fuerzas en una guerra que no es la suya. Lo que sí que ha cambiado es que estamos en una coyuntura de oportunidad y que significa que hasta ahora estaba en un entorno pacífico y ahora se ha entrado en otro nivel. El partido tiene una misión histórica por cumplir y es la misión de reunificar e incorporar Taiwán a China. Y Taiwán no tiene intención de ser una provincia china".

Los cambios de Xi Jinping hacen crecer el temor de una invasión a Taiwán: ¿cuándo podría pasar?

 

De hecho, el asunto de Taiwán y las ganas de Xi de 'recuperarlo' también han sido protagonista esta semana y en su discurso del congreso. "Es complejo y arriesgado, no harán ninguna maniobra hasta que no lo vean seguro". Lo que tiene claro Ollé es que los Estados Unidos, Japón y Australia –y Occidente- ayudarán Taiwán a defenderse, suministrando armas. "Hay una posición más de compromiso". "Si pasa alguna cosa allí, habrá consecuencias muy importantes", destaca. Quizás, incluso, más de lo que está pasando con la guerra de Rusia en Ucrania. "Paralizarían gran parte de la industria internacional. Tendría un impacto grandioso, paralización de bienes y la economía mundial".

Xi se ha rodeado de los más afines

Xi ha remodelado la estructura y "se ha rodeado de gente muy adicta a él, y, por lo tanto, son muy próximos, y la información que le llega, crítica y analítica, se puede ir reduciendo, sobre todo, de la visión de la vida mesiánica, visión de líder de un proyecto de la historia que va en esta dirección". Así, el profesor comenta que este hecho lo puede llevar a hacer "cosas muy graves o ponerlo en una situación complicada".

"Puede ser algo que lleve una gran crisis en China. Taiwán está muy bien equipada, es una economía muy potente y es una guerra que se podría desarrollar en términos tecnológicos, aislar la isla físicamente, hundir el sistema electrónico para que se quede sin electricidad... podría ser una guerra de alta tecnología. No sería como la guerra a Ucrania, sino de tecnología punta".

Se hace difícil pensar que cómo podría escalar todo. Ollé constata que quizás la China podría invadir una pequeña isla Taiwanesa –la isla de Matsu se encuentra tan solo a 10 kilómetros de China– y a partir de aquí empezar una fase de escalada. "En Taiwán hay intereses económicos fundamentales e inmediatos. Eso podría marcar una diferencia", comenta en relación con los EE.UU., que parecería que no buscarían una confrontación directa. Aunque supone más competencia que Rusia. Precisamente por eso, concluye que el suministro de armas, en caso de conflicto, podría ser muy superior a lo que se está dando en Ucrania.

 

Imagen principal: presidente chino, Xi Jinping, durante la ceremonia de clausura del congreso del Partido Comunista / Efe