Rusia está notando que las fábricas para producir su vacuna Sputnik V se están quedando pequeñas. Es por eso que ya está recurriendo a empresas chinas para fabricar la vacuna para tratar de acelerar la producción a medida que aumenta la demanda de la inyección. Según informaba la agencia de noticias AP hace unos días, Rusia ha anunciado tres acuerdos por un total de 260 millones de dosis con compañías de vacunas chinas en las últimas semanas. Se trata de una decisión que podría significar un acceso más rápido a la vacuna para los países de América Latina, África y Oriente Medio, que han pedido dosis de la vacuna rusa en grandes cantidades.

Así pues, cuando la vacuna rusa se empiece a descargar en diferentes países de todo el mundo llevará la etiqueta de "Hecho en China". La Sputnik V ha sido aprobada para su uso en más de 60 países, incluyendo México, la India y Argentina. Los acuerdos son un símbolo de cómo los objetivos internacionales en relación con las vacunas de China y Rusia están cada vez más alineados. De esta manera, sobre el papel queda que ayudan a los países en vías de desarrollo mientras otros actores internacionales solo envían las dosis sobrantes de vacuna.

La estrategia de Rusia y China

Según recoge la CNN, un estudio de la Universidad de Duke destaca que, mientras algunos países como Canadá, Reino Unido o Nueva Zelanda han comprado suficientes vacunas como para vacunar a su población más de tres veces, otros sólo la han recibido para la mitad de sus ciudadanos.

vacuna china sinopharm efe

La vacuna china de Sinopharm —Vero Cell— en un pabellón de vacunación masiva en Skopie, Macedonia del Norte / Efe

Así, el experto en relaciones entre China y Rusia y exjefe de la embajada de Australia en Moscú Bobo Lo, ha explicado que tanto Moscú como Pekín han visto una oportunidad para posicionarse con la crisis del coronavirus y han ganado influencia. "Es útil para ellos señalar que Occidente está siendo egoísta al limitar la distribución de vacunas a los países en vías de desarrollo", ha constatado. "Es una narrativa realmente conveniente, tanto para Pekín como para Moscú", detallaba en la cadena norteamericana.

Sin embargo, si no nos quedamos solo en la superficie, hay más cosas. La misma CNN recuerda que hay un punto oscuro en todo. Y es que en los últimos meses, ambos países han centrado esfuerzos en la desinformación y en restar confianza y seguridad a las vacunas de los EE.UU., del Reino Unido o Europa, como Pfizer y AstraZeneca, tal como señala la profesora de ciencias políticas de la Virginia Commonwealth University Judyth Twigg

Rusia dio el primer paso

Rusia fue el primer país que anunció que había producido una vacuna contra el coronavirus durante el mes de agosto del año pasado. Las dudas que generó que se registrara una vacuna tan deprisa quedaron atenuadas por un estudio de The Lancet en que dijeron que la Sputnik V tenía una efectividad del 91,6%.

 

 

Imagen principal: un miembro del personal sanitario sostiene una dosis de la vacuna rusa Sputnik V en Sri Lanka / Efe