Diez meses después de la condena del expolicía Derek Chauvin por la muerte de George Floyd han sido juzgados los tres compañeros que lo acompañaban aquel día. Mientras Chauvin ahogaba a Floyd, quien suplicaba ayuda, Tou Thao, J. Alexander Kueng y Thomas Lane no hicieron nada. No solo ignoraron deliberadamente las demandas de ayuda de Floyd durante nueve minutos y medio, sino que además echaron a los peatones que los exigían que soltaran al hombre y los gravaban y llegaron a ayudar en Chauvin. Por estas acciones un jurado de Minneapolis les ha sufrido culpables de violar los derechos civiles de Floyd.

El tribunal ha rechazado los argumentos de las defensas de los tres expolicías que aseguraban que la inacción de los hombres fue debida a la inexperiencia, el mal entrenamiento y la distracción que suponían los gritos de los peatones que les pedían que salvaran a Floyd. Ninguno de estos argumentos ha convencido al jurado, de que ha asegurado que los expolicías mostraron "indiferencia deliberada a las graves necesidades médicas" de Floyd.

Una conclusión alineada con la Fiscalía, que durante el juicio argumentó que "la decencia humana y el sentido común" tendría que haber impulsado a los tres hombres a parar a su compañero mientras asfixiaba en Floyd. "No fue un uso de la fuerza en una fracción de segundo como un tiro. Ni 30 segundos, ni un minuto, varios minutos, 569 segundos", ha dicho la fiscal federal adjunta Manda Sertich, según recoge la BBC. Las condenas por violación de los derechos civiles comportan varias penas de prisión, la Fiscalía ha pedido 25 años, pero todavía se tiene que confirmar la pena por un juez.

22 años y medio para Chauvin

En abril del 2021 un jurado de Minneapolis va declara culpable de la muerte de Floyd en Derek Chauvin. El expolicía fue condenado por asesinato en según grado asesinado en tercer grado y homicidio en segundo grado. Todo se tradujo en una pena de 22 años y medio. Durante el juicio Chauvin se declaró inocente de todos los cargos con que se lo acusaba.

La resolución del jurado fue una incógnita hasta el último momento. El racismo sistémico en las instituciones hacían desconfiar aparte de la población que el Chauvin acabara siendo declarado culpable. Era una sospecha sostenida por casos similares del pasado, en los cuales los policías no acababan siendo considerados culpables de asesinato. Por este motivo la expectación en torno a este juicio fue mayúscula, tanto que las autoridades temieron que dependen del veredicto pudieran volver a estallar protestas similares a las que hubo después de la muerte de Floyd.