La presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Nancy Pelosi, ha aterrizado en Taiwán y ha disparado las tensiones con China. Es el primer viaje a la isla de un alto cargo norteamericano en 25 años, cosa que rompe la política "de ambigüedad estratégica" mantenida hacia el conflicto. Por su parte, Pekín ha realizado un gran despliegue militar por el apoyo que hace así Washington a la independencia de Taipéi, hasta el punto que medios chinos han llegado a equiparar estas tensiones con la crisis de los misiles de Cuba de octubre de 1962.

Justo en el momento que el avión de Pelosi llegaba a la isla, aviones militares chinos SU-35 han cruzado el estrecho de Formosa. Se trata de una nueva amenaza del gobierno de Xi Jinping, que este martes por la mañana ya ha enviado un barco destructor a menos de cien kilómetros del sureste de Taiwán. Además, dos portaaviones de la Armada china se encuentran fuera de sus bases y hace horas que navegan. En esta línea, la Administración de Seguridad Marítima de China ha anunciado el cierre de áreas marítimas por maniobras militares en el mar de la China Meridional y en el mar de Bohai (en el norte), que se alargarán hasta el 6 de agosto.

Las "consecuencias desastrosas" de la visita de Pelosi

La portavoz del gobierno chino Hua Chunying ha declarado este martes que Taiwán se enfrenta a "consecuencias desastrosas" si "los Estados Unidos gestionan mal la situación en el estrecho", en referencia a la visita. Es "difícil imaginar una acción más temeraria y provocadora" que el viaje de Pelosi, ha asegurado Hua. También ha acusado a los EE.UU. de "violar sus compromisos de mantener únicamente contactos no oficiales con Taiwán". "Cualquier contramedida tomada por la China ante las acciones imprudentes norteamericanas será justificada y necesaria", ha concluido, antes de que Pelosi aterrizara en la isla. El ministro de Exteriores, Wang Yi, también ha hablado y ha condenado "la deplorable traición" de Washington. "Están desafiando la soberanía de la China en el tema de Tawian, cosa que nunca será aceptada por el pueblo chino", ha cerrado.

La visita de Pelosi a Taiwán es el primer viaje de un alto cargo norteamericano en 25 años, desde 1997. Se entiende como una especie de reconocimiento de los EE.UU. a la independencia de la isla, aunque hasta ahora habían respetado el principio de una sola China: Washington solo reconocía el gobierno con sede en Pekín y no en Taipéi, cosa que hundía las pretensiones independentistas de la isla taiwanesa. De acuerdo con esta posición política, hace casi cincuenta años que los EE.UU. rompieron los vínculos diplomáticos con Taiwán y los estableció con China. A cambio, firmaron el año 1979 un acuerdo que compromete el país con la defensa de la isla, aunque no queda claro si la potencia intervendría en caso de ataque chino.

El conflicto entre China, Taiwán y los EE.UU.

Hace años que China reclama la soberanía sobre la isla y considera que Taiwán es una provincia rebelde. El conflicto empezó el año 1949, cuando los nacionalistas de Chiang Kai-shek (Kuomintang) se exiliaron después de perder la guerra civil china contra los comunistas de Mao Tse-tung. De aquí el mencionado principio de una sola China: existe un solo estado nación en el mundo con el nombre de China, motivo por el cual se entiende que la China continental, Hong Kong, Macao y Taiwán son todos partos de esta única entidad nacional. El respeto a este principio es una condición necesaria para establecer relaciones con Pekín y Washington lo aceptó, de manera que no mantenía relaciones oficiales con Taiwán. Pero la visita de Pelosi cambia este escenario, ya que se puede llegar a considerar que es una visita oficial y, por lo tanto, un reconocimiento a la independencia de la isla.

A pesar de la falta de relaciones oficiales, los EE.UU. son el principal suministrador de armas del ejército taiwanés. Este ejército ha elevado su estado de alerta y ha incrementado su preparación de combate, por si tiene lugar un ataque chino. Ocho aviones Mirage-2000 se han añadido en los cuatro que ya están estacionados en el este del país, mientras que el gobierno de Taipéi ha mantenido el silencio. Cuatro barcos de guerra de los Estados Unidos están posicionados también en el este de Taiwán.