511.000 vidas segadas. Es el triste balance de la guerra de Siria que llega ahora a los siete años de conflicto bélico. Según ha informado el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, organización que lleva denunciando y enumerando las consecuencias del terrible conflicto, 353.935 personas han sido ya identificadas como víctimas mortales, de las cuales —atención a la cifra— hay 12.513 mujeres y 19.811 menores de edad. Hay otras 155.000 muertes más de las que no conoce su identidad. 

El bando de las tropas regulares sirias y sus aliados —bajo la órdenes de Al-Assad— han registrado según el Observatorio sirio el mayor número de víctimas mortales (34,5%), de los cuales 63.820 eran militares, 48.814 milicianos sirios, 1.630 miembros de Hezbolá y otros 7.686 extranjeros de la corriente chií.

Acto seguido, en número de bajas, se encuentran los grupos yihadistas vinculados a Al Qaeda y Estado Islámico, que sufrieron el 18% de las muertes, cifra relativamente parecida a la registrada por los grupos insurrectos —el tercer de los grandes grupos de la guerra siria— que ha registrado un 17,5% de las víctimas.

Según ha señalado el informe, el principal responsable de las muertes en el conflicto bélico fueron las fuerzas fieles al presidente del país, Bashar al-Assad, que llevan a sus espaldas el 85% de los asesinados durante la guerra de Siria. 

Condena para los más pequeños

Ante el séptimo cumpleaños del conflicto, hay otro dato desgarrador que afecta a uno de los colectivos más débiles: dos menores murieron cada día en Siria durante 2017. Es el peor balance de víctimas infantiles desde el inicio de conflicto.

Según las estimaciones del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, unos 910 niños murieron el año pasado, lo que representa un 50% más que en 2016, una tendencia que por cierto parece no cesar este 2018: en los dos primeros meses de este año han muerto o resultado heridos al menos un millar de niños especialmente por la ofensiva en Guta.