La nueva primera ministra, Liz Truss, se estrena en el cargo haciendo frente a la crisis energética que asola toda Europa. Este jueves ha anunciado su primer gran paquete de medidas, del cual destaca la congelación temporal de las facturas energéticas para los consumidores. Es decir, se mete un tope a la cantidad que se podrá cobrar a los usuarios durante dos años empezando este octubre. El máximo serán 2.500 libras al año, unos 2.800 euros. Se calcula que en un hogar medio servirá para ahorrar 1.000 libras al año, según informa The Guardian.

La medida se aplica a todos los hogares de Gran Bretaña, pero las ayudas energéticas a Irlanda del Norte, donde el sistema energético es diferente, tendrán otra forma que por ahora no se ha concretado. Además, Truss también ha afirmado que las empresas obtendrán un apoyo equivalente, en virtud de un régimen de seis meses de duración, el cual dará paso a un apoyo permanente, especialmente enfocado a las industrias más vulnerables.

La nueva primera ministra se ha mostrado ambiciosa con su plan de energía, el cual espera que reduzca en cinco puntos la inflación con respecto a las estimaciones que esperan que siga subiendo. Truss ha aprovechado para mostrarse comprometida con la energía verde, afirmando que los gobiernos británicos hace años que ignoran esta carpeta, pero quiere cambiar esta deriva. Tanto es así que ha afirmado que quiere convertir el Reino Unido en un exportador de energía verde de cara al 2040.

 

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