La policía de Texas cambia de versión y pide disculpas por su actuación ante el tiroteo que acabó con la muerte de diecinueve niños y dos profesoras en una escuela. Más concretamente, el coronel Steven McCraw, director del Departamento de Seguridad Pública de Texas, ha admitido en una rueda de prensa este viernes que tirar la puerta al suelo y entrar a la fuerza en la clase fue la "decisión incorrecta" en aquella situación, y ha añadido que "si pensara que ayudase, os pediría disculpas". La policía ha respondido así a la indignación generalizada por el periodo de cuarenta minutos que transcurrió desde que los agentes llegaron a la escuela hasta que entraron en el aula donde Salvador Ramos, el pistolero de 18 años, se había atrincherado. Según la versión de McCraw, en el momento que los agentes dejaron de oír tiros dentro de la clase, cambiaron el protocolo de actuación de "atacante activo" a "sospechoso atrincherado", y por eso esperaron la llegada de refuerzos, que, curiosamente, llegaron de la mano de una unidad táctica desplegada por la policía fronteriza.

40 minutos

Una vez desplazados a la escuela de Uvalde, las fuerzas de seguridad de Tejas tardaron 40 minutos en entrar en el aula donde el pistolero mató a diecinueve niños y dos profesoras. Mientras la policía esperaba los refuerzos y no realizó ningún intento de entrar en el aula a la fuerza, había 19 agentes desplegados en el colegio. "(El jefe policial) consideró que había tiempo y que ya no había más niños en peligro. Obviamente, sí que había y el atacante seguía activo. Fue la decisión incorrecta y no hay ninguna excusa que valga", ha reconocido McCraw ante los medios, y ha responsabilizado al policía con el rango más alto que se encontraba en el lugar de los hechos. Las 21 víctimas mortales del tiroteo se encontraban en la misma aula, pero cuando la Policía finalmente consiguió acceder, también encontró en ella a niños con vida. Esta ha sido la respuesta oficial de las autoridades delante del alud de críticas de las familias afectadas por la tragedia y la incógnita de por qué tardaron tanto en entrar en el aula. Por otra parte, los niños atrapados en el aula no pararon de llamar a la policía para que actuaran, según informan algunos medios norteamericanos, hecho que pone en duda que el cambio de protocolo fuera adecuado.

Salvador Ramos

Salvador Ramos envió una serie de mensajes de texto a través de Instagram horas antes de llevar a cabo los ataques. Los mensajes, que ahora han salido a la luz, los ha publicado una joven residente de Los Ángeles (California), y muestran el elevado grado de planificación de Ramos a la hora de perpetrar los terribles crímenes, así como la necesidad de comunicar la atrocidad que se disponía a cometer. Los mensajes fechan de tan sólo dos horas antes que empezara el tiroteo. Las conversaciones que la joven ha revelado empiezan el día doce de mayo cuando el chico inicia le pregunta si hará "repost" de las fotografías de armas que él ha publicado en su cuenta. Ella responde uno seco "¿Qué?", y la conversación parece que acaba, hasta que el pasado viernes veinte de mayo él publica una historia en Instagram mostrando los fusiles de asalto y etiqueta el usuario de la chica. La joven pide explicaciones a Ramos, expresa su confusión ante las fotografías, y dice que es "verdaderamente aterrador" porque, según se puede leer en los mensajes, "prácticamente no te conozco y me etiquetas a una fotografía de armas". Él responde con fanfarronería, diciéndole que "tendría que estar agradecida que lo ha mencionado" en la imagen. Los jóvenes no vuelven a intercambiar mensajes hasta horas antes del macabro tiroteo, cuando Ramos vuelve a iniciar una conversación, que aparentemente parece casual, con la chica. Después de saludarla, él escribe "Estoy a punto de", pero no acaba la frase. La chica reclama explicaciones, pero él no especifica nada: "Te lo explicaré antes de las once, en una hora te escribiré". En los siguientes mensajes, el joven muestra nerviosismo: "Pero tú ME TIENES QUE RESPONDER. Tengo uno pequeño secreto que quiero explicarte", escribe el joven, acompañando los mensajes de un emoticono que sonríe. Ella le detalla que está enferma, pero que, si está despierta, promete responderle. Ya a las nueve y cuarto de la mañana, dos horas antes del tiroteo, el joven envía un mensaje a la chica diciéndole "ima air out". Este último mensaje deja a la joven claramente preocupada, porque, si bien puede entenderse como se iba a hacer una vuelta, los jóvenes estadounidenses utilizan este verbo para referirse a tiroteos (concretamente, a disparar a través de las ventanas), deshacerse de alguien, o poner a alguien en su lugar.