Konstantínovka, en la región de Donetsk, es hoy una ciudad prácticamente destripada. Las imágenes difundidas por la 24ª Brigada Mecanizada muestran calles convertidas en ruinas, bloques de viviendas abiertos en canal e iglesias con torres medio derrumbadas. El escenario, captado a finales de noviembre, resume el impacto de una guerra que ha castigado sin tregua este enclave estratégico del frente oriental ucraniano. Hace meses que los vecinos que aún quedan allí viven entre edificios sin ventanas, fachadas rotas y restos de metralla que cubren el asfalto.
Esta destrucción generalizada ha transformado Konstantínovka en una ciudad fantasma, marcada por la ausencia de servicios básicos y por una actividad cotidiana interrumpida constantemente por los ataques de artillería. Situada en un corredor logístico clave para ambos ejércitos, la localidad se ha convertido en un punto de presión constante: Rusia intenta avanzar para consolidar posiciones en el Dombás, mientras Ucrania refuerza la defensa para evitar que caiga una pieza más de su entramado territorial en el este. En este contexto, cualquier movimiento alrededor de la ciudad tiene consecuencias inmediatas en el frente.
Ucrania no quiere dejar perder Konstantínovka
Es en medio de este paisaje devastado que la 28ª Brigada Mecanizada Separada “Caballeros de la Campaña de Invierno” ha hecho frente esta última semana a un nuevo intento ruso de irrumpir en la ciudad aprovechando la densa niebla. Según comunicó la unidad a través de Telegram, las fuerzas rusas reunieron un número importante de efectivos para intentar ejecutar un ataque sorpresa bajo la cobertura de la baja visibilidad.
Los equipos de reconocimiento ucranianos, sin embargo, detectaron a tiempo el movimiento de los grupos enemigos. Esto permitió a los soldados preparar la respuesta y convertir la niebla en una desventaja para los atacantes. “La niebla se convirtió en una trampa para los propios rusos: no veían de dónde les disparábamos, mientras que nosotros trabajábamos con precisión y puntería”, aseguraron los militares en su comunicado.
El resultado fue una derrota contundente para las tropas invasoras. Según la brigada, las fuerzas rusas sufrieron pérdidas “considerables” en personal, y parte de los grupos que habían iniciado el asalto tuvieron que retirarse precipitadamente. El resto quedó disperso en el campo de batalla, y varios vehículos utilizados en la operación quedaron inutilizados.
Este episodio refleja la intensidad de la lucha alrededor de Konstantínovka, donde tanto las condiciones meteorológicas como el estado ruinoso de la ciudad condicionan cada movimiento. Las fuerzas ucranianas alertan de que Rusia está incrementando los intentos de maniobrar en momentos de poca visibilidad para esquivar drones y sistemas de vigilancia, pero subrayan que la coordinación entre reconocimiento y unidades de combate está permitiendo frustrar estas operaciones.
A pesar de la devastación que la rodea y el impacto constante de los combates, Konstantínovka continúa siendo un punto de resistencia para Ucrania. Los militares destinados a la zona afirman que reforzarán las defensas y mantendrán la vigilancia para impedir nuevos intentos de avance ruso en esta franja clave del frente oriental.
