El partido de la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha anunciado una proposición de ley para imponer multas de hasta 100.000 euros a entidades públicas y privadas que utilicen barbarismos, sobre todo expresiones en inglés, en vez de italiano en las comunicaciones oficiales. "No es solo una cuestión de moda, de las que pasan, sino que la anglomanía tiene repercusiones en el conjunto de la sociedad", señala el texto de la proposición, que pedido que la lengua italiana sea protegida y se tenga cuidado.

Según informa Reuters, los diputados de Fratelli d'Italia han presentado la proposición este viernes, y para salir adelante tendrá que ser aprobada en las dos cámaras italianas -Congreso y Senado. Los promotores de la iniciativa argumentan que la creciente difusión del inglés en la escena pública "degrada y mortifica" al italiano y propone que todos los organismos públicos y privados tienen que utilizar la lengua de Dante para promocionar bienes y servicios.

También estipula que todos los nombres y acrónimos que indiquen puestos de trabajo en empresas que operan en Italia se tienen que escribir en el idioma local, con palabras extranjeras que solo estarán permitidas si resultan imposibles de traducir.

La creciente implantación del inglés en las expresiones italianas se comprueba al ver que son habituales expresiones como hater, make up, password e influencer, y muchos otros con formas italianizadas como blastare (hacer callar a alguien), bannare (bloquear), y no hay que decir googlare o whatsappare. Algunos expertos apuntan que la influencia inglesa también se nota en expresiones como andiamo a, que proviene del inglés going tono. La proposición, sin embargo, no combate tanto las expresiones orales, sino cuando|cuándo estas se vuelven formales en comunicaciones oficiales o rotulación.

Todo eso pasa cuando el italiano tiene una larga tradición de purismo en sus palabras, especialmente en los neologismos, que llegó a la máxima expresión durante el gobierno del fascismo Mussolini. A partir de la Segunda Guerra Mundial, y con el fin del fascismo, empezó una influencia de la cultura norteamericana en general que introdujo las primeras expresiones inglesas. El cantante napolitano Renato Carosone hizo befa de estas influencias norteamericanas a Ti vuo hace' el americano (1956).

El italiano, sin embargo, siempre ha tenido influencias de otros idiomas después de la aparición de la lengua normativa. Del francés, hay garaje, salopette, menu, lingerie, peluche, cierra, roulotte, profiteroles; del alemán, strudel, fohn, hinterland, diktat, kitsch, blitz; del árabe albicocca, carciofo, zucchero, cero, cifra, algebra, nadir, cenit; del hebreo, aman, osanna, alleluja, y del catalán, remontamiento.