El Congreso de los Estados Unidos tenía hasta las 23:59 h de este martes para llegar a un acuerdo de financiación y, como no lo ha conseguido, gran parte del gobierno federal estadounidense ha empezado a cerrar. Este cierre tendrá muchas repercusiones sobre los servicios públicos y, potencialmente, sobre la economía estadounidense, y esto preocupa a todo el mundo.
Para hacerle frente, los republicanos han propuesto una medida provisional para mantener abiertas las agencias hasta el 21 de noviembre, pero los demócratas no le han dado apoyo, exigiendo que la ley abordara los recientes recortes de Medicaid y las prórrogas de las subvenciones sanitarias de la Affordable Care Act, que caducan a final de año. Los líderes republicanos han rechazado estas demandas y se han unido para bloquear la propuesta de financiación temporal de los demócratas.
¿Qué implica un cierre del gobierno?
Las dos partes no se ponen de acuerdo y, como consecuencia, el Congreso se prepara para una confrontación prolongada, dejando a los trabajadores y agencias federales en un estado de incertidumbre mientras cada lado culpa al otro. Por su parte, la Casa Blanca ha amenazado con despidos masivos permanentes, añadiéndose a los cerca de 300.000 empleados que ya fueron forzados a marcharse este año.
Cuando el Congreso no aprueba la legislación de financiación, las agencias federales tienen que detener sus operaciones, provocando un 'shutdown'. Los empleados no considerados esenciales pasan a un permiso sin sueldo, mientras que el personal esencial –responsable de proteger la vida y la propiedad– tiene que seguir trabajando sin cobrar hasta que se levante el cierre. Hasta que el Congreso actúe, muchos servicios federales se verán temporalmente interrumpidos o afectados, ya que algunas agencias dejarán de llevar a cabo funciones no esenciales.
Antecedentes
No es la primera vez que se produce un cierre como este, en Washington, con las cámaras casi divididas, las amenazas de cierre se han convertido en un elemento habitual de las disputas presupuestarias. Sin embargo, habitualmente los líderes políticos consiguen pactos de última hora, pero esta vez no ha sido así.
Todavía no se sabe cuánto podría durar este cierre. En un bloqueo similar en 2018, durante el primer mandato de Trump, el 'shutdown' duró 34 días, el más largo de la era moderna, con unos 800.000 de los 2,1 millones de empleados federales sin sueldo.
¿Por qué pasa ahora?
El nuevo año fiscal del gobierno federal empieza sin un acuerdo sobre un proyecto de ley de financiación a corto plazo. Los demócratas, con poco poder en Washington, tienen poca influencia, pero sus votos son necesarios para superar la regla del filibustero en el Senado (una regla del Senado de los EE. UU. que obliga a tener al menos 60 votos para aprobar muchas leyes importantes). Los republicanos, que controlan las dos cámaras del Congreso, se niegan a negociar con los demócratas sobre sus demandas sanitarias.
¿Por qué es más grave la amenaza de este año de cerrar el gobierno?
Esta vez, el impacto sobre los trabajadores federales podría ser todavía más grave. En un memorándum publicado la semana pasada, la oficina de gestión y presupuesto de la Casa Blanca (OMB) dijo a las agencias no solo que se prepararan para los despidos temporales, sino para los despidos permanentes en caso de cierre.
Por su parte, Donald Trump, ya ha advertido que utilizaría la pausa para “eliminar muchas cosas que no queríamos, y que serían cosas demócratas”. El líder minoritario de la Cámara, Hakeem Jeffries, ha dicho que los demócratas “no se dejarán intimidar” por las amenazas de la administración Trump de despedir a más empleados federales.