Sin sorpresas. El presidente de Rusia, Vladímir Putin, será reelegido este domingo para un quinto mandato con el 87,2% de los votos, con el 68% escrutado y después de tres días de votación en el país. La participación, según medios rusos, ha sido del 73,33%. Los analistas y expertos pronosticaban que en estas elecciones, el líder ruso querría dar un golpe de efecto y que el porcentaje que apoyos sería alto. De hecho, el propio portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ya dijo el pasado mes de agosto que Putin obtendría el 90% de los votos. Y, recientemente, ha destacado que Rusia tenía la "mejor democracia".

Putin se enfrentaba a los tres candidatos que la Comisión Electoral Central (CEC) de Rusia aprobó: Leonid Slutski del Partido Liberal Democrático, Vladislav Davankov del Partido Gente Nueva y Nikolai Jaritónov del Partido Comunista. Ninguno de estos candidatos se ha opuesto hasta ahora a la invasión de Ucrania. Mientras que a todos ellos se les ha podido ver votando este domingo, último día de la jornada electoral, que ha durado tres días, Vladímir Putin ha votado telemáticamente.

Victoria histórica de Vladímir Putin

No cabe duda de que Putin, seguirá en el Kremlin hasta 2030. Con un escrutinio del 68%, según ha informado la CEC, el apoyo al líder ruso sería de más del 87,2% de los votos. Un apoyo histórico. En las elecciones presidenciales de 2018, el apoyo a Putin fue del 76,69%, mientras que en 2012 obtuvo un 63,60%, un porcentaje más bajo. En 2000, Putin solo logró el 52,94% de los apoyos, pero en 2004, ya subió de nuevo hasta el 71,31%.

El segundo candidato más votado fue comunista Jaritónov con el 4% de los votos, seguido por el representante del partido Gente Nueva, Vladislav Davankov, con un 3,86%. El último aspirante es el ultranacionalista Leonid Slutski, que suma el 3% de las papeletas. Los analistas ya decían, antes de las elecciones, que la oposición no sacaría más del 10%.

Unas elecciones tocadas por la guerra

Putin sabía que las elecciones de este año eran especiales porque eran las primeras desde que empezó la guerra de Ucrania, conocida como "operación militar especial" para limpiar Ucrania de "nazis". Cuando empezó la invasión, la mayoría de expertos pronosticaba una serie de operaciones clave que dieran pie a un conflicto breve. Nadie se imaginaba que la guerra acabara durando meses, ni mucho menos que acabara convirtiéndose en años. La guerra ha derivado en conflicto largo, sin perspectivas de acabar, ni de conversaciones de paz a la vista. No las había hace un año, y no las hay tampoco ahora, cuando se cumplen dos. El año pasado, Ucrania se preparaba para una contraofensiva. Este 2024, Putin se siente fuerte porque recientemente ha recuperado la ciudad de Avdíivka y ya se esperaba que esta imagen le haría salir reforzado en unas elecciones. Así, Putin se ha presentado como líder fuerte, al que también se ha podido votar en una región de Moldavia y en territorios anexionados de Ucrania, donde ya hace semanas que se practica el puerta a puerta. Una imagen, sin embargo, que se prevé que traiga cola. El Kremlin, tal como han destacado los analistas, pondrán énfasis en que, especialmente en estos territorios, Putin ya se consolida como líder amado y querido.

Este hecho, precisamente, pone el foco en otra de las obsesiones del presidente ruso. La votación, con un porcentaje como el que apuntan los sondeos, demostrará que los rusos en casa están unidos. Y también servirá para confirmar que las diferentes etnias que existen en Rusia, podrían ser unas 33, lo quieren como líder de la nación. Sin ir más lejos, según los funcionarios electorales, Putin ha recibido el 99,28% de los votos emitidos en la república de Chechenia. En este sentido, se esperan imágenes que lo constaten, desde Moscú hasta Vladivostok, pasando por los territorios anexionados ilegalmente de Ucrania. Hay que recordar que, en estos territorios, se ha practicado el puerta a puerta y que miembros de la Comisión Electoral Central han ido acompañados de soldados.

Unas elecciones sin oposición

Con la mayoría de los candidatos de la oposición muertos, encarcelados, exiliados, excluidos de postularse o simplemente figuras simbólicas, la victoria de Putin estaba prácticamente garantizada antes de empezar los comicios. La reelección de Putin extenderá su gobierno al menos hasta 2030. Después de los cambios constitucionales de 2020, podría postularse nuevamente y potencialmente permanecer al poder hasta 2036, lo que constataría su figura como el gobernante con más años de servicio en Rusia desde el dictador soviético Iósif Stalin.

En este contexto, eran pocas las sorpresas que podían esperarse, aunque la oposición ha intentado hacerse sentir. Ya sea con las votaciones al candidato de Gente Nueva o yendo a votar masivamente a las 12 h, la intención era demostrar, de alguna manera, el rechazo a Putin. Un rechazo que no parece que pueda trasladarse al escrutinio final, pero que, cuando menos, habrá llegado de alguna manera al Kremlin y habrá dado la vuelta al mundo. Los ataques con tinta verde y los incendios en colegios electorales en el primer día fueron rápidamente silenciados. Las protestas de este domingo no han pasado desapercibidas.

La televisión tiene una importancia muy grande en Rusia, y también lo ha tenido en esta campaña electoral. Cabe mencionar que una parte de la población importante se informa a través de este canal. El presidente ruso no hace mítines, ni debates electorales. Su campaña no ha sido como candidato, sino como líder de la nación. Supuestamente, ha recogido más de tres millones de firmas que le daban apoyo como candidato, pero nadie ha visto colas para firmar, como sí que se vieron para el Borís Nadezhdin, que finalmente no se pudo presentar porque la Comisión Electoral Central consideró que un 15% de sus firmas eran falsas. Nadezhdin ha ido a votar, como ya adelantó en una entrevista en ElNacional.cat.