La cadena alemana Deutsche Welle (DW) ha comunicado que el pasado jueves combatientes talibanes que estaban persiguiendo a uno de sus periodistas mataron a tiros a uno de sus familiares e hirieron gravemente a otro.

La DW no ha querido dar muchos detalles para asegurar la seguridad del periodista y del resto de su familia en Afganistán. Sin embargo sí que ha detallado que los talibanes estaban registrando puerta a puerta las casas donde sospechaban que podría estar el periodista a quien buscaban. Fue en esta persecución que se produjo el asesinato del familiar del reportero.

La cadena alemana ha afirmado que el periodista actualmente trabaja en Alemania y que los demás familiares pudieron escapar durante el incidente y ahora se encuentran huyendo. Peter Limbourg, director general de DW, ha asegurado en un comunicado que "el asesinato de un familiar de uno de nuestros editores en manos de los talibanes ayer (jueves) es increíblemente trágico e ilustra el grave peligro en que se encuentran todos nuestros empleados y sus familias en Afganistán".

Solidaridad profesional

La DW forma parte de la Asociación Federal de Editores de Diarios Alemanes (BDZV, en sus siglas alemanas) con la que se han unido, junto con más medios, para pedir en una carta abierta al gobierno alemán que establezca un programa de visados de emergencia para el personal afgano. "Está claro que los talibanes ya están llevando a cabo operaciones organizadas de investigación de periodistas, tanto en Kabul como en las provincias. ¡El tiempo se acaba!", ha advertido Limbourg.

La Asociación de Periodistas Alemanes (DJV, en sus siglas alemanas) también ha reclamado al gobierno germánico que tome medidas, no solo para los periodistas alemanes que se encuentren sobre el terreno, sino para los colaboradores de estos, como los traductores. "Alemania no tiene que quedarse de brazos cruzados mientras nuestros colegas son perseguidos e incluso asesinados", dijo Frank Überall, presidente de DJV.

De usar y perseguir

La relación entre los talibanes y los periodistas siempre ha sido tensa y peligrosa, pero en los últimos días ha adquirido el grado de esperpéntica. Después de tomar Kabul con cierta facilidad, los talibanes se quisieron presentar ante la comunidad internacional con una nueva imagen: menos amenazadores, más respetuosos con los derechos humanos, más inclusivos. En definitiva, querían dejar atrás la herencia de su último mandato en los años 90, marcado por la violencia, la persecución y la represión.

Con el fin de vender su nuevo yo al extranjero necesitaban a los periodistas. Los primeros días después de tomar el control de Afganistán, los talibanes se pasearon delante de cámaras, platós y micrófonos de periodistas locales e internacionales. Una vez soltado su mensaje han apagado los focos y han vuelto a las viejas tradiciones: perseguir periodistas.

Según informa Reuters, varios periodistas afganos han denunciado que los últimos días han sufrido palizas, registros en casa y despidos por parte de los talibanes. El mismo medio se hace eco del silencio de uno de los portavoces de los talibanes cuando ha sido preguntado sobre el acoso al cual su nuevo régimen ha empezado a someter a los profesionales de la información.

Sin embargo, hay que recordar que el trabajo periodístico en Afganistán siempre ha sido complicado, y con los talibanes esta carencia crónica se intensifica. Según publicó Reporteros Sin Fronteras (RSF) en abril de 2021, este país del Oriente Medio es el 122.º país de 180 con menos libertad de prensa. Un título que ostentaba meses antes de caer por completo en manos de los talibanes.

 

Imagen principal: Un grupo de periodistas entrevistan a un exlíder muyahidín / Efe