La demócrata Eileen Higgins se ha convertido este martes en la nueva alcaldesa de Miami tras obtener cerca del 60% de los votos en la segunda vuelta, imponiéndose al republicano Emilio T. González. Aunque los comicios municipales son técnicamente no partidistas, la contienda se desarrolló bajo la fuerte sombra de la política nacional y con un claro componente simbólico para ambos partidos.
Higgins se convierte en la primera mujer, la primera persona no hispana y la primera demócrata en 24 años en ocupar la Alcaldía de Miami, una ciudad gobernada históricamente por republicanos de origen cubanoamericano. Su victoria representa un duro golpe para el Partido Republicano y, especialmente, para el presidente Donald Trump, que había expresado apoyo explícito a González.
El republicano, de 68 años y antiguo coronel del Aire, recibió también el aval del gobernador de Florida, Ron DeSantis. A pesar de este apoyo político de primer nivel, solo consiguió el 40,5% de los votos. En contraste, Higgins, de 61 años y excomisionada del condado, capitalizó el descontento con los escándalos de corrupción y la inestabilidad institucional que habían marcado los últimos años en la ciudad.
“La gente de Miami ha hecho historia”
En su primer mensaje tras la victoria, Higgins destacó el carácter histórico del resultado. “Esta noche, la gente de Miami ha hecho historia”, afirmó. “Dejamos atrás años de caos y corrupción y abrimos la puerta a una nueva etapa basada en un liderazgo ético, responsable y enfocado en resultados reales para nuestra gente.”
La elección había generado expectación nacional porque los republicanos intentaban consolidar en la ciudad la hegemonía electoral que reafirmaron en 2024, cuando Trump ganó sorprendentemente el condado de Miami-Dade por más de diez puntos frente a Kamala Harris. Por ello, el triunfo de Higgins es visto por los demócratas como una victoria simbólica y estratégica. El Comité Nacional Demócrata reforzó su campaña, y el senador Rubén Gallego viajó a Miami el fin de semana para darle apoyo.
A pesar del giro conservador del condado en las elecciones de 2024, algunos informes apuntan que Harris habría ganado la ciudad de Miami por un margen muy ajustado. En este contexto, la candidatura de Higgins se consideraba una prueba crucial para medir si los demócratas eran capaces de reconectar con un electorado cambiante, mayoritariamente hispano –alrededor del 70% de la población– y con sensibilidades políticas diversas.
El secreto de la campaña de Higgins
La campaña de Higgins se centró en combatir el creciente coste de la vida, reforzar la transparencia y mejorar la gestión municipal. Por su parte, González apostó por un discurso basado en la seguridad pública, el crecimiento económico y la preparación ante emergencias, apoyándose en su experiencia militar y administrativa.
Ambos candidatos exhibieron diferencias marcadas en materia migratoria, un tema especialmente sensible en Miami. González defendió las medidas restrictivas impulsadas por el Gobierno Trump, especialmente las nuevas limitaciones para acceder a la ciudadanía que afectan a cubanos y venezolanos. Higgins las calificó de “inmorales”, y prometió un enfoque más inclusivo.
La segunda vuelta se convocó porque ningún candidato superó el 50% en la primera ronda, celebrada el 4 de noviembre. Entonces, Higgins reunió el 36% y González el 19%, un indicio de que la demócrata partía con una base sólida en un electorado dispuesto a castigar los escándalos y a apostar por un cambio de rumbo.