Las primeras reacciones de Donald Trump tras su elección han sorprendido positivamente. Después de la virulencia de la campaña electoral, el líder republicano ha mostrado su rostro más conciliador en sus declaraciones y entrevistas, especialmente escenificando un acercamiento a sus rivales demócratas.

Hillary Clinton

Después de una de las campañas presidenciales más tensas que se recuerdan a los Estados Unidos, Donald Trump se ha mostrado amable con su rival derrotada, e incluso ha tenido frases de elogio hacia su tenacidad.

Los Obama

El encuentro protocolario entre Trump y Obama para preparar la sucesión se presentaba tempestuoso, ya que Trump incluso había dudado de que Obama hubiera nacido en Hawai y tuviera derecho a presentarse a las elecciones. Antes de la jornada electoral Obama y Trump se habían cruzado acusaciones muy graves y sátiras muy desagradables (Trump afirmó que Obama había sido el peor presidente que había tenido el país). Pero el encuentro entre Trump y Obama, que se presentaba incierto, finalmente resultó  bastante cordial, a pesar de la evidente tensión entre los dos protagonistas. Trump aseguró que Obama era "un hombre muy bueno" y Obama afirmó que el clima de diálogo había sido "excelente", aunque ambos avisaron de que no habían resuelto todos los problemas sobre la transferencia de poderes. También fue amable y sin problemas el encuentro paralelo entre la primera dama saliente, Michelle Obama, y Melania Trump.

La sorpresa de la sanidad

Una de las grandes promesas de Barack Obama fue la reforma del sistema sanitario de los Estados Unidos para tratar de garantizar una asistencia sanitaria universal. Ha sido uno de los grandes caballos de batalla del líder demócrata, que ha tenido que afrontar muchos problemas por la resistencia de las influyentes aseguradoras. En su campaña electoral, Trump había asegurado que derogaría toda la ley sanitaria. Por sorpresa, ayer afirmó que le parecían lo bastante bien dos de los puntos principales de la ley: el que impide que las aseguradoras nieguen asistencia sanitaria al que ya tiene enfermedades, y el que permite que los menores de 26 años sean incluidos en el seguro de sus padres. Trump incluso ha insinuado que podría no derogar la legislación sanitaria, a petición de Obama.

Un futuro incierto

Hay quien cree que Donald Trump, después de la radicalidad electoralista que le ha permitido ganar a Hillary Clinton, tendrá que asumir criterios de razón de Estado y que reducirá sensiblemente sus despropósitos a medida que asuma sus funciones presidenciales. Prevén, pues, una moderación porgresiva del multimillonario republicano. Pero no todo el mundo es tan optimista. La preocupación es especialmente fuerte en los países latinoamericanos, y sobre todo en México, país que se siente muy amenazado por los propósitos de Trump.