El líder chií iraquí Muqtada al-Sadr, político muy importante del país, ha anunciado este lunes su "retirada definitiva" de la vida pública, en un momento muy delicado para el Irak, que atraviesa una profunda crisis. "Yo había decidido no involucrarme en cuestiones políticas. Por lo tanto, anuncio ahora mi retirada definitiva", ha escrito a Twitter en un momento de incertidumbre política total al Irak, donde hay una lucha entre los chiíes para hacerse con el cargo del primer ministro. Las protestas han estallado contra la "retirada" de Al-Sadr, hasta llegar a ocupar las instituciones políticas como el Palau Presidencial de Bagdad. Estos piden que se disuelva el Parlamento y han exigido que se convoquen elecciones anticipadas. Las autoridades iraquíes, que han decretado el toque de queda por todo el país, han contestado contundentemente a las manifestaciones y han cargado contra los seguidores de Al-Sadr provocando 12 muertos por tiros y 270 heridos.

La fuente, que pidió no ser identificada, dijo que las ocho muertes y los 28 heridos se produjeron por "tiros y actos violentos" en la Zona Verde, el área fortificada de Bagdad que alberga los principales edificios gubernamentales como el Palau Presidencial y el de Gobierno, que los sadristas han asaltado. Ante el caos descontrolado, el presidente iraquí, Barham Saleh, se ha reunido con el primer ministro en funciones, Mustafá al-Kazemi, y con los dirigentes del Parlamento y del Poder Judicial para abordar la situación. Además, Al-Kazemi ha pedido a Al-Sadr que ordene a sus seguidores que vuelvan a casa para contener la crisis. La misión de Naciones Unidas al país ha calificado la actual escalada de "extremadamente peligrosa" y ha instado a los manifestantes a "cooperar con las fuerzas y seguridad y evitar acciones que puedan desembocar una cadena de acontecimientos imparable", según un comunicado.

Al-Sadr, cuyo movimiento salió vencedor de los comicios de octubre con 73 de los 329 escaños del Legislativo, afirmó que con su actividad política "sólo quería reparar la deformación que, en su mayoría, causaron las fuerzas políticas chiíes, siendo las mayoritarias del país sólo quería acercarlas al pueblo para que sientan su sufrimiento". Lo que distingue en Al-Sadr de otros partidos y milicias chiíes es su desvinculación de Teherán, que en los últimos años ha ejercido cada vez más influencia al Irak, pero el clérigo aboga por la soberanía de su país, el patriotismo y la independencia a pesar de sus vínculos con el vecino. El sadrisme mantiene una división entre el clericato y los gobernantes, y esta ha sido la opción escogida por Muqtada. Las coaliciones políticas apadrinadas por él, Al Ahrar en 2014 y Sairún en 2018, consiguieron gran parte de los escaños del Legislativo, dando así al clérigo la posibilidad de escoger el Gobierno del Irak sin participar en él directamente.