El gobierno de Israel, encabezado por Naftalí Bennett (Yamina), ha perdido la mayoría, después de que la jefa de la coalición en la Knesset, Idit Silman, ha anunciado que deja el partido y se pasa a la oposición. Eso significa que el gobierno sólo tiene el apoyo de 60 diputados, de los 120 de la Knesset, y sólo puede aspirar a empatar con la oposición, que lidera el Likud de Benjamin Netanyahu. El Likud se plantea ahora tumbar al gobierno, lo que puede conseguir si consigue 1 sol diputado más. La gota que ha hecho derramar el vaso a la coalición gubernamental ha sido que Silman se ha discutido con el ministerio de Salud por la comida no apta para comer en Pesakh, la Pascua judía, la denominada "comida hametz". Pero en el trasfondo hay que la coalición gubernamental israelí de 8 partidos es muy heterogénea, y existe malestar en los sectores partidarios de los asentamientos en Cisjordania (Judea y Samària) porque consideran que no se los quiere legalizar, cuando ha hecho concesiones al partido islamista Ra'am para legalizar comunidades beduinas en el Neguev. El partido Ra'am es uno de los miembros de la poliédrica coalición de gobierno, si bien no tiene ningún ministro.

Bennett y el centrista Yair Lapid (Iesh Atid) conformaron en junio del año pasado la coalición de 61 diputados con partidos de izquierda, de centro, de derecha y la formación árabe, que ahora se ha quedado con 60 parlamentarios. Después del anuncio de Silman, Bennett se ha visto obligado a cancelar su agenda y se ha reunido de emergencia con los miembros de su partido Yamina y los jefes de las otras formaciones socias de coalición. Según observadores israelíes, toda la presión se centrará ahora en el partido Azul y Blanco de Benny Gantz, al que el Likud y los partidos religiosos pequeños presionarán para que se pasen a una coalición alternativa. Hoy por hoy el bloque del Likud de Netanyahu con sus socios -los partidos ortodoxos y el Partido Sionista Religioso- no tiene suficientes escaños para crear una coalición alternativa, y le faltan 7 escaños para los 61 necesarios para formar gobierno. Otra que también está descontenta con el funcionamiento del gobierno es la ministra del Interior, Ayelet Shaked (Yamina), pero no es miembro de la Knesset.

Si el Gobierno de Bennett opta por cerrar filas con los 60 escaños que mantiene, a partir de ahora le tocará gobernar desde una posición muy débil y necesitando el apoyo de parte de la oposición si quiere aprobar nuevas leyes. El gobierno de Bennett consiguió aprobar los presupuestos del 2022, y ahora tiene casi un año hasta para tramitar las nuevas cuentas del 2023, lo que le da un cierto margen de maniobra. En las últimas semanas se han producido asesinatos en Israel protagonizados por árabes, y en alguna ocasión reivindicados por el Daesh, y eso ha provocado que la oposición reclame a Bennett más seguridad, y lo acusan de centrarse en la guerra de Ucrania.

Además del sistema electoral proporcional, la política israelí és muy compleja porque en ella intervienen 5 factores: si en la política española existe el eje izquierda-derecha i el España-Catalunya, en la israelí hay el eje derecha-izquierda. el sefardí-asquenazi, el religioso-laico, el halcón-paloma, i el judío-árabe.