A simple vista y en el contexto geopolítico actual, Rusia y Estados Unidos parece poco probable que puedan compartir nada. Pero comparten paisajes bonitos. Si bien es cierto que para observar la belleza de la naturaleza no hay que ir ni a EE.UU. ni a Rusia, sí que hay dos playas bien curiosas que se encuentran en estos dos países. En la Bahía de Ussuri, en la región de Primorsky, parece que una playa esté cubierta de piedras preciosas o pegatinas de colores. Pero estos colores y este tutti-frutti tiene una explicación. Y no nos engañaremos, no es muy sexi. Durante muchos años, esta zona se utilizaba como vertedero de botellas de vidrio y residuos de una fábrica de porcelana próxima a la zona.

Después de muchos años de erosión y abrazos del agua a los residuos, la estampa ha cambiado. Las botellas se han roto y las olas han pulido los trozos, convirtiéndola en un atractivo turístico impresionante, destaca el Siberian Times. Miles de visitantes se desplazan a la zona cada año para disfrutar de los colores y las aguas. La playa tiene el nombre de Steklyashka, y si en verano ya te deja con la boca abierta, en invierno cuesta encontrar adjetivos que la definan. La nieve y el hielo acentúan todavía más los colores vivos de las botellas convertidas ahora en piedras perfectamente imperfectas y redondeadas. La playa no está perdida en medio de la gran Rusia, sino que se encuentra a solo 30 minutos en coche desde Vladivostok.

Si esta playa rusa deja sin palabras, lo hace también la Glass Beach, en California. El proceso de creación es muy parecido, como no podría ser de otra manera, aquí el gran secreto compartido: la basura vertida. Se trata de una playa próxima al parque estatal de MacKerricher, cerca de Fort Bragg, y se llama así porque se ha creado a partir de tirar basura.

Hace muchos años, en 1906, los residentes de Fort Bragg acordaron establecer un vertedero justo en la costa. No era un hecho excepcional, ya que la mayoría de las comunidades próximas a la costa tenían su propio vertedero unos kilómetros más allá donde se depositaban cristales, electrodomésticos e incluso vehículos. Posteriormente, se cambió de lugar, pero la playa de Glass Beach, seguía siendo un vertedero.

Las cosas cambiaron en 1967. Entonces se estableció un plan de limpieza. Los residuos biodegradables siguieron su curso, pero los objetos de metal fueron retirados. Ahora bien, los cristales ya habían seguido un camino similar a lo que pasó en la playa rusa. Eso convirtió este vertedero en una playa con 'piedras' de colores. Eso ha hecho también, como la playa de cerca de Vladivostok que los turistas, interesados por los colores y la forma de las piedras, vayan a visitarla, segons destaca la CNN.

¿Hay que ir a los Estados Unidos o a Rusia para ver fenómenos similares?

La respuesta a esta pregunta es bien sencilla. No. En España también hay una playa de características similares, concretamente en las costas de A Coruña. Concretamente en el municipio de Laxe, concretamente en Baleeira. Su apariencia, tal como destaca el 20 minutos, no ha sido siempre así. Antes había sido usado como vertedero, por lo tanto, se depositaban todo tipo de residuos de vidrio. Una historia similar a la de los EE.UU. y Rusia. El resto lo ha hecho la naturaleza. El paso del tiempo y, de nuevo, la erosión del mar, han convertido la playa en arena y colores.

Hoy todavía la superficie de la cala está llena de estos fragmentos de vidrio convertidos en 'piedras'. Y aunque atrae turistas, no está permitido el baño, pero por las corrientes de agua, y tampoco está permitido coger piedras de esta cala, de hecho, el diario destaca que hay multas severas para cometer infracciones en esta cala. La playa está a aproximadamente una hora desde A Coruña y a una hora y cuarto desde Santiago de Compostela.

 

 

Imagen principal: playa de Steklyashka, en la bahía de Ussuri / Flickr Gitu Aja