Las protestas contra las deportaciones masivas ordenadas por el presidente de los EEUU, Donald Trump; se han extendido por todo el país y se podrían convertir en un elemento clave para definir su segundo mandato presidencial. Estas acciones también ponen en juego el futuro de los líderes demócratas y podrían tener un impacto importante en las elecciones futuras.

¿Por qué la bandera mexicana se ha convertido en un símbolo de las protestas de Los Ángeles?
 

Trump está centrando su presidencia a proyectar fuerza y control, utilizando un discurso agresivo y autoritario. La Casa Blanca ha intensificado la tensión, especialmente en Los Ángeles, donde se han desplegado tropas de la Guardia Nacional y de los Marines. Según la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, los demócratas dan apoyo a los "delincuentes inmigrantes ilegales" y a los “alborotadores”, deshumanizando así los migrantes y asociándolos con el crimen. Eso forma parte de una estrategia política que ya funcionó a Trump en el pasado: presentar a los demócratas como enemigos de la policía y de la nación.

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¿Trump utiliza la estrategia de regímenes autoritarios?

El uso del ejército en territorio norteamericano genera una crisis constitucional y recuerda el argumento clásico de los regímenes autoritarios: solo un líder fuerte puede restaurar el orden. Trump quiere convencer al electorado de que la situación es tan grave que hacen falta medidas excepcionales. Su asesor, Stephen Miller, ha afirmado que los votantes escogieron las deportaciones masivas, mientras otros republicanos, como el senador Tom Cotton, piden una respuesta militar contundente contra las protestas.

La decisión arriesgada de Trump de utilizar al ejército del suelo en Los Ángeles
 

Esta apuesta comporta riesgos importantes. Aunque la mano dura gusta en la base de Trump, si se producen imágenes trágicas –como familias separadas o violencia contra civiles–, eso podría hacerle perder apoyo. En el pasado, la política de separación de niños y padres migrantes generó una gran ola de indignación. Aunque la opinión pública quiere control fronterizo, también muestra empatía cuándo las consecuencias humanas se vuelven evidentes.

El Partido Demócrata, todavía sin liderazgo

Mientras tanto, el Partido Demócrata se encuentra desorientado, todavía sacudido por la derrota electoral de 2024. No cuenta con un líder nacional fuerte, y corre el riesgo de parecer débil o dividido. Gavin Newsom, gobernador de California, ha empezado a destacar como posible figura de liderazgo, posiblemente con vistas a una candidatura presidencial en el 2028. Sin embargo, otros gobernadores demócratas como Josh Shapiro, Gretchen Whitmer o Wes Moore también pueden aprovechar la crisis para ganar visibilidad e influencia.

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Los demócratas tienen que encontrar el equilibrio entre defender los derechos de los migrantes y no enajenar a los votantes moderados. Las protestas de Black Lives Matter en el 2020 sirven de advertencia: aunque recibieron un apoyo muy amplio, algunos mensajes radicales como "defund the police" tuvieron un efecto político negativo.

En definitiva, Trump utiliza la crisis migratoria para consolidar su poder, pero podría desencadenar una reacción adversa si la situación se descontrola. Los demócratas tienen una oportunidad para reconstruir su liderazgo, pero tienen que actuar con inteligencia política y sensibilidad social. El futuro político de ambos partidos puede depender de cómo gestionen esta crisis.