China da un paso más como superpotencia tecnológica. El gigante asiático ha enviado con éxito el primer módulo de su nueva estación espacial. El lanzamiento se ha hecho desde la isla de Hainan, al sur del país. Se espera que esté operativa a partir de 2022. Hasta entonces, harán falta 10 nuevas misiones para unir todas las partes de la estructura.

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La nueva estación espacial china será una gran innovación con respecto a la Estación Espacial Internacional (EEI), construida en 1998 y de la cual no forma parte. La EEI está integrada por Estados Unidos, Canadá, la Agencia Espacial Europea (en la cual participa España) y Japón. Rusia es miembro, pero planea fabricar una propia. Fue Estados Unidos quien vetó la entrada de China en el programa por falta de transparencia. Desde entonces, Beijing ha desarrollado un proyecto independiente. La estación del gigante asiático pesará solo 66 toneladas, una séptima parte del peso del EEI y podrá ampliarse con módulos suplementarios.

La exploración de Marte

Pero la nueva carrera espacial se concentra en la conquista de un nuevo planeta, Marte. Este febrero, China completó con éxito la misión del Tianwen-1: orbitar en torno al planeta rojo. Otros países ya han conseguido este hito, como la India, Emiratos Árabes, Rusia, Estados Unidos y la UE. Ahora, el rover Zhurong, que en chino significa "Dios del fuego", tiene la misión histórica de aterrizar en Marte las próximas semanas, donde buscará rastros de vida. El rover Perseverance de la NASA aterrizó el 18 de febrero de 2021. Las dos naves no se encontrarán, dado que estarán a kilómetros de distancia.

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China y Rusia, una amenaza para los Estados Unidos

El Tratado del Espacio Exterior de 1967 establece que toda actividad en el espacio tiene que ser pacífica. Mientras Marte ya es un campo de batalla científico, la órbita terrestre también es potencialmente uno. La Agencia de Inteligencia de Defensa de los Estados Unidos ha advertido de los riesgos que los programas espaciales chino y ruso suponen para su seguridad nacional, particularmente con respecto a las armas de energía dirigida como láser.

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Fuente: How Space Became the Next 'Great Power' Contest Between the U.S. and China, New York Times, 24 de enero de 2021. El uso de satélites se ha multiplicado los últimos años. Un ejemplo es el Enxaneta, el nanosatélite catalán.

Para mantener la preeminencia americana en el espacio, el 2019 Donald Trump creó la Fuerza Espacial de los Estados Unidos dentro de las Fuerzas Armadas. De hecho, la mayor amenaza para los americanos es la vulnerabilidad de sus satélites. Su destrucción o incapacitación, con ciberataques o armas convencionales, pondría en peligro su arsenal de bombas, misiles y drones, entre muchas otras cosas. Para hacer frente, la NASA colabora con empresas privadas del sector, como SpaceX de Elon Musk y Blue Origin de Jeff Bezos.

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En la mitología china, Zhu Rong, como el griego Prometeo, enseña a la humanidad a utilizar el fuego. Prometeo después sería castigado por Zeus, encadenado a una roca y condenado a que un águila le comiera el hígado en diario. En la tradición china, Zhu Rong sería atacado por el Dios del agua, Gong Gong, envidioso de su popularidad. Gong Gong apagó la llama sagrada, sumiendo el mundo en la oscuridad. Para evitar la tortura y oscuridad de una nueva Guerra Fría, esperamos que la creciente competición entre las superpotencias comporte también mayor cooperación. Que los marcianos, si hay, no entenderán estos problemas de convivencia.