Los primeros estudios de viabilidad para construir un aeropuerto dentro del Principado andorrano, encargados por la Cambra de Comerç, Industria y Servicios de Andorra (CCIS), concluyen que esta infraestructura se puede ubicar en unos terrenos situados en torno al sector de Grau Roig de las pistas de esquí de Granvalira, entre las parroquias de Encamp y la de Canillo, a las proximidades del núcleo de las Bordes d'Envalira.

El presidente de la CCIS, Miquel Armengol, ha situado entre los 500 y los 700 millones de euros el coste de este equipamiento, el cual, según han explicado los técnicos encargados de elaborar los diversos informes, comportaría, entre otros, una formación específica sobre temas de seguridad dirigida a los pilotos que operaran, ya que la pista tendría una pendiente de entre un 2% en los extremos y más del 7% en la parte central.

Armengol ha insistido en que el proyecto de aeropuerto sobre el cual se está estudiando su viabilidad es "compatible y complementario" con el de la Seu d'Urgell. En este sentido, ha dicho que la infraestructura alturgellenca puede acoger vuelos de cariz deportivo, los cuales, en cambio, no se prevé que tengan cabida en la de dentro del Principado. Además, ha destacado que mientras el equipamiento ubicado entre Montferrer i Castellbò y Ribera d'Urgellet tiene un radio de acción de unos 1.000 kilómetros y es operativo para aviones de medio centenar de plazas, lo que plantea la Cambra de Comerç de Andorra pretende conectar el país con las principales capitales europeas y también disponer de conexiones aéreas transoceánicas, ya que su radio de acción sería de 5.000 kilómetros.

Los primeros informes que se han desarrollado en relación a la posibilidad de que Andorra pueda tener un aeropuerto dentro de su territorio son de cariz preliminar y, básicamente, están vinculados al estudio de su ubicación y de la estructura necesaria para su puesta en marcha. Queda pendiente todavía, sin embargo, la evaluación del impacto acústico y medioambiental derivado que se deriva de la construcción y entrada en servicio del equipamiento. Posteriormente, las siguientes fases serían la de la autorización por parte del gobierno andorrano y la de la homologación de la infraestructura.

Para el presidente de la Cambra de Comerç de Andorra, disponer de un aeropuerto dentro del país permitiría abrir "al mundo" este territorio, diversificar su economía y atraer el turismo de lujo. En este sentido, Armengol ha explicado que hoy por hoy la mayoría de visitantes que llegan al Principado son de "proximidad", de un radio de unos 300 kilómetros, por el hecho de que los únicos accesos de los cuales disponen són por carretera. Además, ha dicho que los residentes que quieren coger un avión tienen que destinar entre 7 y 8 horas adicionales para llegar hasta los lugares donde hay este tipo de infraestructuras.

Por su parte, Maxime Caille, jefa de proyectos de la empresa Navblue (filial de Airbus), ha destacado que el aeropuerto se tendría que dotar de "tecnologías nuevas" ya implantadas en Dinamarca, Portugal o Guatemala, entre otros. También ha explicado que la maniobra de aproximación a la pista requeriría hacer un movimiento en curva, lo que implica tener que formar a los pilotos en "estudios de seguridad suplementarios". Mientras, su homólogo en CGX, Adrien Quénard, ha dicho que el hecho que la pista tenga una pendiente de un 2% en los extremos y entre un 7 y 8% en la zona central puede favorecer la reducción de la velocidad de los aparatos que operen.

Sobre los usos de la infraestructura, Quénard pronostica que si esta acogiera a unos 200.000 pasajeros anuales, se tendrían que elevar y derribar cinco vuelos diarios, siendo prácticamente una tercera parte de los cuales de cariz comercial. Por otra parte, el asesor de la Cambra de Comerç de Andorra Philippe Chenevier cree que tanto la ubicación, a unos 2.000 metros de altitud sobre el mar, como el diseño de la pista hacen posible en aviones de 200 pasajeros, como los Airbus A319 y A320, poder salir rápidamente" de la zona de despegue y aterrizaje.

Finalmente, Armengol cree que, con el fin de sacar adelante el proyecto, habría que pedir ayuda a la Unión Europea, haciendo que esta cuestión también sea uno de los puntos a tratar en el marco del acuerdo de asociación. El presidente de la Cambra de Comerç de Andorra también ha revelado que hay "cuatro o cinco" grupos de inversión de alcance internacional que estarían interesados en financiar íntegramente la infraestructura, aunque todavía no se ha hablado con ellos de forma concreta sobre esta posibilidad.