El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, mantendrá este viernes una conversación telefónica con su homólogo chino, Xi Jinping, en la que tratarán la invasión de Ucrania por parte de Rusia, entre otros asuntos. La Casa Blanca ha informado hoy de la llamada en un comunicado, en el que no se ha especificado la hora en la que se va a producir ni si la llamada se efectúa a petición de Washington o de Pekín. En la nota, el Gobierno estadounidense enmarcó la conversación como parte de sus "esfuerzos en marcha para mantener líneas de comunicación abiertas" entre ambos países. Esto se produce después que China haya apoyado la teoría de Rusia sobre un supuesto plan de los Estados Unidos y Ucrania que implica armas biológicas. Por su parte, los norteamericanos han especulado que se podría tratar de una operación de falsa bandera para justificar su propio uso de estas armas en Ucrania. Además de la guerra, otro asunto del que hablarán los mandatarios será de cómo gestionar la competencia internacional entre China y Estados Unidos.

Cimera bilateral

Ante el estancamiento de la guerra en Ucrania, China da algunas señales de querer desmarcarse de Rusia y acercarse a occidente. El primer ministro chino, Le Keqiang, afirmó la semana passada que Pekín y Washington tienen que "dialogar más" en un contexto de "crecientes desafíos a escala global". Y precisamente eso es lo que ocurrirá en la conversación de mañana. "China y los EE. UU. necesitan más diálogo y comunicación. Las puertas están abiertas y no se tienen que cerrar ni apostar por un desacoplamiento. Ambas partes tienen que respetar las preocupaciones e intereses de los otros y conducir las diferencias de manera racional y constructiva", dijo Li en una rueda de prensa después de la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular. Entonces, la "competición" entre los dos países tiene que ser "saludable y justa" y las relaciones bilaterales tienen que "continuar hacia adelante, a pesar de los altibajos de los últimos treinta años".

Armas biológicas

La supuesta existencia de armas biológicas en Ucrania llegó la semana pasada al Consejo de Seguridad de la ONU. El embajador ruso, Vasili Nebenzia, presentó ante el Consejo lo que dijo era solo "una pequeña parte" de la gran cantidad de pruebas de que el Departamento de Defensa estadounidense desarrollaba en treinta laboratorios de Ucrania, mediante convenios con el Ministerio de Sanidad, un programa de armas biológicas. Allí, en algunos casos "muy cerca de la frontera con Rusia", tenían lugar "experimentos biológicos muy peligrosos" -afirmó-, para lo que se valían de tres vectores principales para diseminar los patógenos: aves migratorias, murciélagos y animales invertebrados como piojos y pulgas. "Personal de Estados Unidos con inmunidad diplomática ha dirigido estos experimentos", dijo.

Si había dudas sobre el apoyo constante de Pekín a Moscú, quedó más que claro con la intervención del embajador chino Zhang Jun, quien habló de "la información pertinente (sobre las armas biológicas) presentada por Rusia" y la necesidad de "abordar adecuadamente las preocupaciones de Rusia para aceptar una verificación multilateral". Zhang fue más lejos al desmarcarse de Estados Unidos: afirmó que ese país tiene "356 laboratorios en todo el mundo que dicen son transparentes", por lo que pidió acceso a ellos "para conseguir aclaraciones y sacar nuestras propias conclusiones". Por su parte, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, expresó la preocupación de la Alianza porque Rusia pueda orquestar una operación falsa que incluya la utilización de armas químicas en Ucrania, a la que ha acusado previamente de albergar ese tipo de armamento.