Ignasi Granell ha salvado la vida esta mañana de milagro. Cada día coge el metro que tiene al lado de casa y se baja en la estación de Maelbeek, donde hoy ha estallado una de las bombas, para ir al trabajo. Tenía que salir a las nueve menos cuarto de la mañana de casa pero "iba tarde porque mi hermana, que ha venido a pasar unos días, me ha avisado del accidente del aeropuerto". A primera hora de la mañana, Cristina Granell ha recibido algunos mensajes en el móvil de amigos suyos catalanes que le preguntaban cómo estaba después de los atentados. Alertada, se ha conectado y ha avisado a su hermano que acababa de haber un ataque en el aeropuerto.

A aquella misma hora, cada día, también sale de casa la mujer de Ignasi para llevar a la niña al jardín de infancia. Un jardín de infancia que hay en Maelbeek.

"Nada más despertarme he visto los whatsapp y los he avisado a ellos, que estaban a punto de marcharse de casa", dice Cristina vía Whatsapp a El Nacional. Las comunicaciones son complicadas, la red telefónica está colapsada pero el Whatsapp sí que va. 

Ignasi y Cristina Granell son hijos del catedrático de Economía aplicada y director general honorario de la Comisió Europea, Francesc Granell.

Ignasi, que es funcionario de la UE y trabaja a 100 metros de donde ha estallado la bomba en el metro, ha decidido igualmente ir a trabajar, pero a pie. Una vez en la calle, la policía ya no lo ha dejado acceder al metro. "Ha sido una casualidad" –explica a El Nacional–. "He ido a pie al trabajo, pero una vez allí, he decidido volver a casa porque las indicaciones eran que nos encerráramos en el edificio". En el trabajo ha podido hablar con algunos de sus compañeros "que han pasado por el sitio del lugar del atentado y han visto a las víctimas mortales en la calle". 

La parada de Maelbeek está en uno de los puntos más céntricos de la ciudad. A 50 metros del Consejo Europeo. Es una de las zonas turísticas, como en Barcelona lo es la Pedrera. "Es como si la bomba hubiera estallado en el Passeig de Gràcia de Barcelona", dice Ignasi.

Ignasi está encerrado ahora en su casa con toda su familia. Vive muy cerca del Ministerio de Asuntos Exteriores belga y la seguridad en la zona es máxima. "Toda la zona está acordonada", dice Ignasi mientras explica la situación compleja que se está viviendo desde hace meses, ya con parte del ejército desplegado a raíz de la amenaza terrorista. Hay un dispositivo extraordinario, pero, además, las comunicación son complicadas. 

Ignasi, su mujer, su hija y su hermana se esperarán en casa encerrados, pendientes del Whatsapp, que sí que funciona, mientras no reciban la contraorden que pueden moverse. Estos días tenían que ser diferentes, porque venía Cristina a pasar la Semana Santa. Y lo serán. Por los ataques y porque si no hubiera sido por ella, Ignasi hubiera cogido esta mañana el metro a la hora que ha estallado la bomba en la estación en la que tenía que bajar. 

"Si yo no hubiera recibido los mensajes de Whatsapp desde España, no me hubiera enterado", dice Cristina en un whatsapp a El Nacional. "Gracias a Dios que desde España me han escrito muchos amigos para preguntarme si estaba bien", añade.

La tercera casualidad

Ignasi Granell ahora vive en Bruselas pero, por trabajo, ha trabajado en diferentes países del mundo. Casualidades de la vida, lo que está viviendo hoy, encerrado en casa y bajo una amenaza terrorista, no es nuevo para él. El año 2001, estaba en Nueva York en el momento del atentado de las Torres Gemelas el 11S. Su familia vivió por primera vez el caos y la incertidumbre ante un atentado de características inimaginables hasta aquel momento.

Diez años más tarde, en el 2011, Ignasi estaba en Nigeria y vivió en primera persona la ola de atentados terroristas que tuvieron lugar contra varias iglesias católicas en las ciudades de Madala, Jos, Gadaka y Damaturu donde murieron 40 personas. 

Hoy también estaba en Bruselas. Su familia de Barcelona está muy sorprendida, pero ahora ya están tranquilos. "La providencia aleatoria no sabes cómo te tratará", dice su padre, Francesc Granell, a El Nacional