En China son expertos en batir récords y en hacer las cosas más grandes de lo que estamos acostumbrados, y un claro ejemplo es una obra de ingeniería sin precedentes que se acaba de inaugurar en el país asiático: el puente colgante más grande del mundo. Esta estructura atraviesa el río Iang-Tsé, uno de los más extensos y caudalosos del planeta.
Según informa el South China Morning Post, esta infraestructura tiene más de 10 kilómetros de longitud y su construcción ha requerido seis años de trabajo. El objetivo principal del proyecto es reducir de manera drástica el tiempo de viaje: antes hacían falta 80 minutos para recorrer el trayecto, y ahora solo hacen falta 20.
Una obra maestra de ingeniería
Con respecto al diseño, el puente se aguanta sobre dos torres gigantescas de acero y hormigón de 350 metros de altura, que se levantan sobre el río y sostienen centenares de cables de acero de alta tensión. La estructura es de doble nivel: en la parte superior hay una autopista de seis carriles con un límite de velocidad de hasta 100 km/h, mientras que en la parte inferior se ubican una carretera de cuatro carriles y una línea férrea para trenes que pueden circular hasta 200 km/h.
Para levantar estas torres, los ingenieros tuvieron que enterrar enormes cajas de acero en la cama del río, cosa que permitió trabajar en seco a pesar de las fuertes corrientes. Además, se diseñaron grúas específicas para poder colocar con exactitud los segmentos gigantes de la obra, así como una torre inteligente con una capacidad de elevación nunca vista hasta ahora en el mundo.
Un tren circulará por el puente colgante
Los retos técnicos fueron mayúsculos, especialmente porque las vías de tren pesan mucho más que las calzadas para vehículos. Eso obligó a ajustar con gran precisión la tensión de los cables y a calibrar el peso de cada segmento a medida que avanzaba la construcción. Los materiales utilizados y la maquinaria desarrollada expresamente para la ocasión fueron claves para hacer realidad este coloso arquitectónico.