Una de las grandes innovaciones de Elon Musk cuando compró la red social anteriormente conocida como Twitter, ahora X, fue permitir que los usuarios pagaran una suscripción para tener más privilegios: más caracteres por pública, estar verificado, mejor posicionamiento de las publicaciones. Esta medida, que ya fue controvertida en su momento, ahora se podría haber convertido en un arma de difusión masiva de radicales, incluso, de terroristas de Hizbulá. Así lo denuncian el grupo de activistas digitales que conforman la Plataforma de Transparencia Tecnológica (TTP, en inglés). Concretamente, señalan que X ofrece "servicios de pago prémium a las cuentas de dos líderes de un grupo terrorista designado por los Estados Unidos y varias organizaciones sancionadas por el gobierno estadounidense".

Desde la entidad ejemplarizan esta situación con varios casos como la cuenta con marca de verificación azul que lleva el nombre y la imagen de perfil de Hassan Nasrallah, el secretario general de Hizbulá, también indica que como con el "ID verificado", un servicio que X ofrece a los suscriptores prémium como forma de evitar la suplantación de identidad. X requiere que los usuarios envíen una identificación emitida por el gobierno y un selfie por verificarse de esta manera, aunque no está claro si Nasrallah lo hizo. El corazón de la denuncia de TTP es la incapacidad o el desinterés de X para impedir el acceso a este tratamiento prémium personas y entidades perseguidas por el mismo gobierno de los EE.UU.

"Los EE.UU. imponen sanciones a individuos, grupos y países que se consideran una amenaza para la seguridad nacional. El X de Elon Musk parece estar vendiendo servicios prémium a algunos de ellos", sentencia TTP en su informe donde recoge este y otros casos. La entidad alerta que al "ofrecer un servicio de pago prémium a las entidades sancionadas, X puede estar planteando nuevos problemas legales".

La UE ya advirtió de la gestión de Musk

La Unión Europea ya advirtió hace meses que X era un campo fértil para la desinformación y la amplificación de discursos extremistas. En este caso, a diferencia del informe de TTP, no se ponía el foco sobre los usuarios prémium. Sin embargo, se señaló que la empresa no moderaba los discursos sobre Hamás que se difundía a su plataforma. Es más, desde la UE se advirtió a la compañía que podría acabar enfrentando sanciones por incumplimiento de la nueva ley digital de la UE.