El presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, ha dictado un decreto presidencial que convoca elecciones palestinas en los próximos siete meses, que podrían hacer volver a los palestinos a las urnas por primera vez desde el año 2006.

El mandato de cuatro años de Abbas (85 años) expiraba el año 2009, y desde entonces ha prometido en varias ocasiones convocar elecciones presidenciales y legislativas, pero los intentos fracasaron porque sus rivales islamistas de Hamás no aceptaban los términos.

Según el decreto, los palestinos de todos los territorios de Jerusalén Este, Gaza y Cisjordania irán a las urnas el 22 de mayo de 2021 para votar el Consejo Legislativo Palestino. El sábado 7 de julio votarán al presidente de la Autoridad Palestina, cargo que ocupa Abbas desde 2004, y el 31 de agosto votarán el Consejo Nacional Palestino, organismo vinculado a la OAP. Hamás, que controla el gobierno de Gaza, ha emitido un comunicado dando apoyo a los comicios.

Las últimas elecciones presidenciales provocaron una lucha descontrolada para controlar la franja de Gaza. Se celebraron el año 2005, después de la muerte de Iàsser Arafat el año anterior, y los comicios los ganó Abbas. Las últimas elecciones legislativas palestinas se celebraron en el 2006, y las ganó Hamás. Pero entonces el movimiento Fatah d'Abbas se negó a renunciar al control de las instituciones, y eso desencadenó una feroz lucha interna. Hamás expulsó Fatah de la franja de Gaza, y esta se centró en Cisjordania con una decadencia del legislativo palestino y un reforzamiento del poder de la presidencia.

Hasta llegar a las elecciones, todavía existen elementos decisivos para decidir, como cuál será el papel de la autoridad electoral. Además está el problema de la presencia de Hamás en Jerusalem Est si quisiera hacer campaña, porque Israel la considera un grupo terrorista que ataca las localidades fronterizas con Gaza.

Algunos observadores son escépticos y advierten que los reiterados intentos de reconciliación entre las facciones palestinas no han llegado nunca a tener éxito y la fragilidad de los acuerdos podría dejar en papel mojado la convocatoria electoral, como ha sucedido en ocasiones anteriores.