A medida que el sol se esconde el domingo por la tarde, un número creciente de personas experimenta un malestar difuso y creciente: inquietud, pensamientos acelerados, dificultad para dormir o simples ganas de “cerrar los ojos y no pensar en nada”. Esta sensación, popularmente conocida como Sunday scaries o “la ansiedad de domingo”, está ganando atención de psicólogos e investigadores como un fenómeno social y de salud mental claramente identificable.

Este miedo se entiende como ansiedad anticipatoria —una forma de ansiedad que emerge al pensar en eventos futuros percibidos como estresantes— y se asocia a una activación prolongada de los sistemas fisiológicos de estrés, incluido el aumento de cortisol y la tensión mental antes de que realmente comience el evento temido. Esta reacción ha sido objeto de estudio en revistas de ansiedad y estrés, donde se describe como un mecanismo psicológico bien establecido.

Las causas de la ansiedad del domingo 

El concepto “Sunday scaries” está registrado desde hace años como ansiedad relacionada con la inminente vuelta al trabajo o a las obligaciones semanales, pero también como experiencia emocional reconocida en estudios de salud mental contemporáneos. Encuestas y estudios de campo indican que esta ansiedad no es un episodio aislado ni leve. Según diversas encuestas, más del 70% de los encuestados confirmó que experimenta el fenómeno regularmente, incluido entre personas que se declaran satisfechas con su trabajo, lo que subraya la naturaleza transversal del efecto.

La causa más frecuente citada es la anticipación de la semana laboral próxima: la incertidumbre sobre tareas, reuniones, plazos y responsabilidades desencadena pensamientos repetitivos que pueden alterar el ritmo de sueño y el estado de ánimo. Según un artículo sobre este fenómeno, incluso personas que disfrutan de su trabajo pueden sentir esta forma de ansiedad como "activación anticipatoria" del cerebro ante lo desconocido o la exigencia.

Las cifras publicadas en medios y estudios muestran que este malestar tiene impactos perceptibles: una parte significativa de la población reporta problemas para conciliar el sueño los domingos por la noche, alteraciones en los niveles de estrés, e incluso consideraciones de cambio laboral debidas a esta sensación recurrente. 

Los expertos psicológicos relacionan este patrón con la cultura laboral moderna y la difusa frontera entre vida personal y profesional. La era digital ha hecho que muchos trabajadores revisen correos o piensen en tareas laborales fuera del horario formal, lo que alarga la “preocupación anticipatoria” durante todo el fin de semana. 

A pesar de no ser considerado un trastorno formal, la ansiedad de domingo tiene efectos reales sobre el bienestar y la salud mental, y se estudia cada vez más como parte del panorama del estrés laboral, la salud mental preventiva y la psicología del trabajo. Revistas especializadas en ansiedad y estrés continúan publicando investigaciones que ayudan a comprender mejor cómo este fenómeno se relaciona con otras formas de ansiedad y sus implicaciones en la salud pública.

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