Siete pueblos españoles, que conservan el nombre franquista, celebrarán las elecciones municipales del 28 de mayo sin cumplir la Ley de Memoria Democrática que les obliga a cambiar su denominación. "Lo que preocupa a los vecinos es que no llueve, no el nombre del pueblo", afirma el alcalde de Llanos del Caudillo (Ciudad Real), Andrés Antonio Arroyo, del Partido Popular. Este municipio, de unos 700 habitantes, es uno de los siete que mantiene el nombre franquista junto con Alberche del Caudillo (Toledo), Villafranco del Guadiana (Badajoz), Villafranco del Guadalhorce (Málaga), Alcocero de Mola (Burgos), Quintanilla de Onésimo (Valladolid) y San Leonardo de Yagüe (Soria).

Con el fin de no cambiar el nombre de Llanos del Caudillo, el alcalde se ampara en una sentencia del 2018 dictada por un juzgado Contencioso Administrativo de Ciudad Real, que rechazó la petición que hizo un abogado para que el municipio cambiara su denominación oficial en aplicación de la Ley de la Memoria Histórica. Aunque la actual Ley Democrática es más exigente en este sentido, el alcalde sigue negándose a cambiar el nombre. El alcalde también lamenta que su pueblo solo despierte interés por su nombre y no por las cosas que se hacen. Según él, a la gente no le molesta "su apellido" porque forma parte de la historia, de "esta historia que hay que aprender para no volver a caer en los mismos errores", añade.

Un tema tabú y a menudo rechazado

En algunos de estos municipios, cambiar la denominación franquista se ha convertido en un tema tabú para los políticos y los vecinos. Es el caso, por ejemplo, de Quintanilla de Onésimo (de aproximadamente 1.000 habitantes) y Sant Leonardo de Yagüe (de aproximadamente 2.000 habitantes). "Después de las elecciones hablamos", declara en una entrevista para a la agencia Efe el alcalde de Quintanilla de Onésimo, Carlos del Barrio (PSOE).

El cambio de nombre no solo es un tema tabú en algunos de estos pueblos, sino que también es rechazado por los vecinos. Es el caso, por ejemplo, de Villafranco del Guadiana. En este pueblo, según su alcalde, Daniel Sánchez (PP), los vecinos están en contra de cambiar la denominación. De hecho, en 2016, 800 de sus 1.500 vecinos firmaron a favor de mantener la denominación franquista. "Los vecinos no se levantan cada día pensando si somos Villafranco o Villapedro", afirma Sánchez, que asegura que su objetivo es "gobernar y sacar proyectos adelante para los vecinos, no enredarse en líos".

Solo un pueblo ha iniciado los trámites para cambiarse el nombre

El único pueblo de los siete que ha iniciado los trámites para cambiarse el nombre es Alberche del Caudillo, que depende del Ayuntamiento de Calera y Chozas. Ahora bien, según explica el alcalde, Gabriel López-Colina (PP), en estos momentos, el procedimiento está parado. El proceso está paralizado porque la administración local pidió un informe jurídico en qué se recomienda esta paralización hasta que no esté elaborado un catálogo oficial de los municipios, calles y otros espacios que tienen que cambiar la denominación en aplicación de la Ley de Memoria Democrática. "Nosotros queremos cumplir con la ley, en cuanto esté el catálogo nosotros volveremos a realizar los trámites", ha asegurado López-Colina.