El panorama político se aclara en las portadas de este jueves. Al menos pueden distinguirse tres argumentos. Uno relata que Alberto Núñez Feijóo es un líder sólido al frente del Partido Popular, que su cabeza no apesta a pólvora, que Isabel Díaz Ayuso no conspira en su contra, etcétera. Otro, más contemplativo, cuenta que el PSOE se aviene a sentarse con Junts para explorar un acuerdo que permita investir a Pedro Sánchez y que la dirigencia socialista lo ve factible. Una variante se centra en la sintonía entre Junts y ERC para negociar juntos en Madrid. El último argumento lo componen las tentativas de criminalizar al independentismo, deshumanizar a Carles Puigdemont —para desanimar a Pedro Sánchez de pactar con él— y reavivar el nacionalismo español carajillero, rencoroso y neandertal que ha salido con plomo en las alas de las elecciones del 23J, pero que sobrevive incólume en muchos medios de comunicación.

Quien más mueve piernas y brazos para sostener este último relato es el ABC, que se hace eco en portada del informe "Amenazas híbridas", de marzo de 2023, firmado por el Centro Común de Investigación de la Presidencia de la Comisión de la UE. Ese concepto hace referencia a las acciones de actores estatales o no para perjudicar a un estado, influyendo en su toma de decisiones vía desinformación, interferencia en el debate público o en las elecciones, ataques a infraestructuras críticas, actividades criminales e incluso el uso no convencional (los expertos lo llaman "asimétrico") de medios militares. Estas acciones van desde la campaña de fake news orquestada por Rusia para ayudar a Donald Trump a ganar las elecciones de 2016 a la fabricación de conflictos como los que han acabado causando la invasión de Ucrania. Todo esto es muy serio, claro. En medio aparecen, como caso de estudio clavado a martillazos, los hechos del otoño del 2017 en Catalunya.

El tabloide monárquico dice en el título principal que el informe "revela el riesgo que supuso Puigdemont para Europa". Empiezan mal: el informe no menciona a Puigdemont, y quizás aquí hay una prueba de que el diario no pretende explicar nada sino ensuciar al presidente exiliado. Además, en la primera frase del informe se presenta al independentismo como la consecuencia "de una fuerte erosión de la confianza [ciudadana] causada por la degradación estructural del sentimiento de justicia y de igualdad". No es una descripción muy halagüeña para España. Una frase más adelante, añade: "El inconstitucional referéndum de secesión del 2017 fue síntoma [de la falta] de responsabilidad política para encontrar un compromiso negociado que cerrara la disputa". Este juicio tampoco deja bien a ninguno de los protagonistas, principalmente a España, que es el fuerte en el conflicto. También explica que "Rusia no creó el problema [sino que] se aprovechó de él [para crear] inestabilidad interna profunda y duradera en España" que, de rebote, "influyera en todo Occidente". Es decir, el riesgo no es Puigdemont o el independentismo, sino Rusia, principal protagonista del informe. ABC no ha visto a Rusia, citada 105 veces en 124 páginas, pero sí a Puigdemont, que no aparece ni una sola vez. Genios.

Los hechos en que se basa el informe provienen de un reportaje, que ya se demostró ful y parcial, de The New York Times, que mordió el cebo en forma de dosier del Ministerio de Exteriores español, preparado para presentar a Puigdemont como un títere de Rusia. Eso es otra historia. La conclusión sobre desestabilizar España para influir en Occidente proviene del Warsaw Institute, un think tank de segunda movido por la derecha dura polaca y comandado por un exdirectivo de empresas de energía y transportes formado en una pequeña facultad promovida por asesores de Ronald Reagan. Patrocina el estudio el inefable Margaritis Schinàs, vicepresidente de la Comisión Europea, afiliado al Partido Popular Europeo, portavoz de la Comisión en los años del procés —posición desde la cual defendió con mucha cara los argumentos de España— y casado con la española Mercedes Alvargonzález, de rica familia de navieros primos de Rodrigo Rato (le pagaron tres millones de fianza por el caso de las tarjetas black), alta funcionaria del Parlamento Europeo, veterana militante del PP y exjefa de gabinete de Manfred Weber, antiguo líder del PPE y fallido candidato a presidente de la Comisión: lo cambiaron a última hora por Ursula Von der Leyen. En fin. Un informe imparcial. Tan imparcial como ABC.

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