Tal día como hoy del año 1936, hace 86 años, y en el contexto de la Guerra Civil española (1936-1939) València, cap i casal, se convertía en la nueva capital de la República: acogería la sede del Gobierno y de las Cortes republicanas. Presidencia y los ministerios fueron repartidos por varios palacios de la ciudad y las Cortes fueron situadas, provisionalmente, en el edificio del ayuntamiento y, poco después, en la Llotja de la Seda. València —que, con Alacant y Cartagena, sería una de las tres últimas ciudades en ser ocupadas por el bando rebelde— fue la capital de la República Española durante veintiocho meses, hasta la víspera de la conclusión del conflicto (30 de marzo de 1939).

La decisión de trasladar el Gobierno y las Cortes a València estuvo motivada por la evolución de la guerra durante los primeros meses del conflicto. Entre julio y octubre de 1936, el bando rebelde había ocupado amplias zonas de los valles del Guadiana y del Tajo, y de la Cordillera Central, y se fortificó en Guadarrama, Brunete y Toledo (los sectores norte, oeste y sur de los alrededores de Madrid), amenazando la capital española. El ejecutivo presidido por el socialista Largo Caballero convino abandonar Madrid y trasladar el gobierno a València, porque la capital española corría el riesgo de quedar totalmente rodeada por los rebeldes y aislada del resto del territorio republicano.

Una tercera parte de aquel primer ejecutivo valenciano procedía de los Països Catalans. Había cuatro ministros catalanes: Joan Garcia Oliver (CNT) en Justicia, Federica Montseny (CNT) en Sanidad y Asistencia Social —que sería la primera mujer que ocupó un cargo ministerial en la historia española—, Joan Peiró (CNT) en Industria y Jaume Aiguader (ERC) sin cartera. Y dos ministros valencianos: Juli Just (IR) en Obras Públicas y Carles Esplà (IR) en Propaganda. Durante aquella etapa la ciudad de València ganó mucha dimensión y prestigio internacionales, pero aquella situación impediría la culminación del proyecto de Estatuto de Autonomía del País Valencià.